Cambio de rumbo necesario
Muchas veces dicen que cuando la situaciones son más difíciles es cuando se saca la mejor versión de uno y que casualmente es cuando mejor se responde.
Si eso fuera así, mirando el calendario tan complicado que le viene al Barcelona en las dos próximas semanas, con el partido decisivo en Europa frente al Oporto y los no menos transcendentes en liga en el mismo escenario del estadio olímpico. Lluís Companys, frente al Atlético de Madrid y el Girona son una oportunidad perfecta, a pesar de la dificultad, para que los futbolistas del Barcelona demuestren la indudable categoría que atesoran y ofrezcan su mejor versión.
A mayor nivel de exigencia hay que ofrecer más y es evidente que el Barcelona Necesita ofrecer mucho más de lo que ha hecho hasta el momento. La temporada camina triste para los Barcelonistas, sin muchas alegrías y con decepción tras decepción, partido tras partido, con un equipo que no acaba de ilusionar, que no acaba de romper aguas, que no acaba de dar la talla, y que ofrece muy pocas garantías.
Lo de Vallecas del sábado fue más de lo mismo, reiterativo, previsible, desesperante, impropio de la categoría del Barcelona ante otro equipo inferior por presupuesto y calidad de futbolistas.
Ya son muchos partidos con excusas y comentarios para tratar de justificar y explicar lo que es injustificable, que este equipo no está dando el nivel a lo largo de la temporada, y no ha ofrecido espectáculo prácticamente en estos ya casi tres meses de competición.
Por una razón o por otra, por lesiones, por Cesped, por decisiones arbitrales, por presión ambiental, por críticas, podríamos seguir hasta el infinito y más allá, pero siempre hay algo que impide que el Barcelona esté a la altura de las circunstancias.
No quiero olvidar a pesar de todo que el día de ayer antes de ayer hubo varias decisiones vitales que pudieron perjudicar al Barcelona, la más clara, la llave de karate de Lejeune, sobre Lewandowski, el posible penalti a Raphinha y el más discutible fuera de juego posicional en el gol del Rayo vallecano. Pero es que ni eso puede justificar el nivel futbolístico de la primera parte del Barcelona, tremendamente paupérrimo, impropio e indigno de la categoría del Barcelona. Y ya van tantos que uno empieza desconfiar de que la línea del equipo sea la más adecuada.
El entrenador y los jugadores tienen una oportunidad de oro para revertir la situación, casi límite en los tres próximos partidos, porque en caso contrario, la temporada puede empezar a hacerse muy pero que muy larga.