Este edificio, en desuso durante décadas, es ahora un espacio singular que mantiene la sobriedad original de este tipo de construcciones en su exterior y, al traspasar el umbral, sorprende por su colorido con combinaciones cromáticas y formas geométricas, distintivas de este artista surrealista pop.
El silo infanteño se incorpora como recurso turístico gracias a la suma de voluntades, primero como parte del proyecto "Titanes", una iniciativa respaldada por la Diputación Provincial de Ciudad Real, Okuda San Miguel y Coloring the World Foundation; junto al Ayuntamiento y la Asociación ADIN.
Para el concejal de Cultura y Turismo, Francisco Javier Peinado, un lugar con personalidad propia que no deja indiferente.
A partir de este martes, tras su inauguración oficial, el silo se convierte en museo gracias al Consistorio, con la colaboración de la Fundación Okuda y los propios miembros de ADIN, que se van a encargar de su explotación turística, dando así mayor visibilidad al colectivo de personas con capacidades diferentes.