Hay quien vive en la prisión de la perfección, encarcelado en una celda autoimpuesta de la que tira la llave, fascinado por la planificación de un mundo ideal. Y, allí atrapado, se flagela por no ser capaz de terminar nada de lo que empieza. Sobre "perfeccionistas convulsivos" versa esta vez el espacio que dedicamos a la salud mental.