El Concejal de Medio Ambiente anuncia próximas actividades del voluntariado ambiental
La charca de anfibios situada en El Bosque de la Vida ha vuelto a llenarse de agua para que esté en buenas condiciones el próximo otoño
La charca fue vaciada al llegar el verano porque las altas temperaturas podrían provocar que el agua se corrompiese haciendo imposible la vida de estos anfibios. Ahora se vuelve a llenar y se le añade un tapiz vegetal de “lentejas de agua”, una planta que, además de oxigenar el agua sirve para dar cobijo a la fauna que se pretende proteger.
El concejal de medio Ambiente, Pablo Pichaco, señaló que esta iniciativa fue una de las razones por la que Alcázar de San Juan recibió el Premio Regional de Medio Ambiente, ya que los anfibios están perdiendo su hábitat en todas partes en las últimas décadas. El proceso de creación de la charca comenzó eligiendo un terreno en una vaguada con la orientación adecuada y unas lonas impermeables en el fondo, añadiendo tierra de los fondos de la laguna de Los Carros, cosa que hicieron los propios niños y niñas con sus botas de agua, esparciendo las semillas de las plantas que necesita el proyecto.
En junio se realizó un seguimiento y se comprobó la existencia de pequeños crustáceos como pulgas de agua, rotíferos y otra fauna, pero la sorpresa fue que también había ya larvas y ejemplares adultos de anfibios, algo que se esperaba que ocurriera en un par de años y no en unos pocos meses, Así que se esperó a que hicieran la puesta y se desecó el charco. Han aparecido, por el momento, ejemplares de rana meridional, sapo partero y sapo corredor, aunque se espera que también se aclimaten a este pequeño ecosistema los gallipatos, una especie de tritón de tamaño considerable que vivía en las pozas de los cerros hace años.
En noviembre se podrá comprobar la evolución de esta charca de anfibios pero también hay otras actividades medioambientales previstas, como unas jornadas con las familias que han plantado árboles por sus recién nacidos en el Bosque de la Vida. También se va a realizar una plantación de albardines, más conocido como esparto manchego, que crecía en cualquier terreno, aunque se ha visto reducido a las inmediaciones de los humedales.