OPINIÓN: LA ANTICRÓNICA DE ROMÁN PÉREZ GONZÁLEZ

UD LAS PALMAS Vs ALMERÍA: Superhéroes

📌 ¿Quién no tiene el valor para marcharse, quién prefiere quedarse y aguantar? Pensaba en la salida de Jonathan Viera cuando recordé este verso

⚽ No quiso seguir así, sin ser emblema, no quiso seguir sin poder ser sobre el que orbitase el proyecto,

David Ojeda

Canarias |

Irse no es fácil. Hay cientos de canciones que hablan de ello. ‘Turnedo’, de Iván Ferreiro, es una de ellas y una de mis favoritas sobre el tema. Hay un verso que dice “¿quién no tiene el valor para marcharse, quién prefiere quedarse y aguantar? Pensaba en la salida de Jonathan Viera cuando recordé este verso.

Su salida, uno de los agujeros negros de la temporada, define también muy bien al protagonista

No quiso seguir así, sin ser emblema, no quiso seguir sin poder ser sobre el que orbitase el proyecto, eso -al menos- pareció, ese aura quedó en el ambiente: cuando Jonathan sintió que podía no ser esencial quiso dejar de estar aquí.

Y es una pena ese final, porque aguantando, quedándose, disfrutando de un año en la élite con su equipo de su vida, los ratitos que jugase, pero siendo él, aprovechando esos huecos en los partidos Jonathan habría salido de aquí siendo lo que siempre ha sido: Dios. Un jugador especial, distinto, al que los años van replegando en lo físico, pero nunca en lo esencial, en lo que es invisible: la genialidad, la sabiduría, el saber generar espacios para los otros, uno de los mejores que han visto mis ojos, siguiendo al equipo desde el año 92, con 8 años.

Y esa salida abrupta, dolorosa, incomprensible, solo se puede explicar si recordamos al Jonathan de siempre: al que no quería renovar de pibe, en Las Palmas Atlético, al que salió a celebrar el Torneo de San Ginés, al que expulsaban por boberías infantiles, pero también al mago, al genio, al líder, al que se fue a China y cuando ya tenía arreglada la vida para su familia y la familia de su familia quiso volver a hacernos muy felices, incluso cuando vino con Pedri un ratito y nos alegró en medio del tedio, Jonathan, icono, referente, por supuesto que se equivocó, pero con cuyas acciones entendemos un clásico de la literatura universal: los superhéroes son imperfectos.