La madre, de 74 años, era dependiente. Su hija, de 41, que era quien se encargaba de cuidaba. Sufría trastornos alimenticios y depresión.
Las alarmas saltaron ayer cuando una conocida dio la voz de alarma al notar que hacía tiempo que no las veía. La mujer acudió a la farmacia donde solían comprar y la farmacéutica le confirmó que no habían pasado por la medicación de ese mes y que tampoco las había visto.
Se dio aviso entonces a la Policía, que trató de buscar a algún familiar al tiempo que alertaba a los bomberos. La Policía habló con el propietario de la vivienda. El casero no había sospechado nada porque las inquilinas pagaban la renta puntualmente.