Lejos de ponerse nervioso tras el triunfo ante el Andorra, Bolo ha tirado de oficio, y sobre todo de efectividad, para que los puntos llegaran al casillero del Real Oviedo. Si ante el Leganés la victoria llegó desde los once metros, ayer en Santander la vía fue la misma, aunque en esta ocasión tuvo que ser el VAR el que avisara a Galech Apezteguía de la acción de Unai Medina sobre Tarín. Borja Bastón no perdonó, y los puntos volaron hacia Oviedo.
Borja Sánchez tuvo en sus botas la sentencia, en una gran galopada para definir ajustado al poste, pero sin acierto; y Tomeu salvó los muebles en el 97', al evitar el empate racinguista en un mano a mano ante Cedric. Los 2.000 seguidores azules disfrutaron de la segunda victoria, y algunos de ellos lo hicieron después de ser agredidos en las calles de la capital cántabra por un grupo reducido de aficionados verdinegros. Unos incidentes lamentable, condenados al final del partido por los dos clubes a través de sus redes sociales.
Debutó Koba, el último en llegar, que hizo pareja con Montoro en el centro del campo al no gustarle a Bolo lo que vio en la primera parte con la pareja Rama-Jimmy. Los azules recibirán al Levante el próximo lunes (21:00 horas) en el Carlos Tartiere, partido que empezarán a preparar a partir del miércoles en El Requexón.
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