Que una persona que no da la razón fácilmente pueda entrar en la política es un ejemplo de que en política todo el mundo puede encontrar su lugar. No se ve como una persona cabezota, aunque reconoce que si algo se le mete en la cabeza lo intentará llevar a cabo. Procede del mundo del derecho, una profesión que le encanta pero muy solitaria, y es docente en el IES Nº1. Cumple la máxima de cambiar de empleo cada 10 años.
A Carmen Eva no le van los dramas y está en política porque quiere. Nadie está obligado, dice, y si das el paso es porque te compensa, por mucho que puedas echar de menos en ocasiones tu vida laboral anterior y conlleve cierta exigencia. Por el momento no piensa en el futuro a largo plazo ni se fija un plazo para abandonar una primera línea en donde se está muy expuesto. Cuando llegue el momento dará el relevo a otros. Quiere pensar que cuando quiera lo deja.Lo políticamente correcto tiene mala venta mediáticamente, nos cuenta Carmen Eva. Defensora de diferenciar entre las críticas políticas y personales, intenta mantener una relación cordial con el resto de concejales de la corporación. Lamenta el momento de mediocridad intelectual que vivimos, algo que relaciona con una orfandad de grandes ideas. La política, añade, necesita ideas, aunque no sean grandes, siempre que faciliten la vida de las personas.
Esta "coleccionista de sueños" no da nada por perdido.