La fundación Banco de Alimentos espera recoger 300.000 kg con su campaña 'La gran recogida'
La subida de los precios y la inflación han provocado la reducción, en los últimos años, de un 40% en las donaciones
900 voluntarios, 356 supermercados y 25 ayuntamientos, 42 empresas o entidades y 30 centros educativos. La fundación Banco Alimentos de Asturias presentaba esta mañana, en la Junta General del Principado, la gran recogida 2023. El objetivo es alcanzar las 300.000 donaciones frente a los 253.260,66 del año pasado. Y, aunque la voluntad es la mejor, desde la ONG son conscientes de la situación. El presidente del Banco de Alimentos en Asturias, Bernardo Sopeña, advierte de que prevé un año 2024 "bastante complicado".
Sopeña ha explicado que el actual contexto económico, con la subida de precios, ha hecho que hayan perdido el 40 por ciento de las donaciones con las que contaban. Por ello, están planteando nuevas iniciativas para recuperar capacidad de obtener comida para esas personas necesitadas.
Además, cree que el número de beneficiarios en Asturias, unas 14.000 personas, "puede aumentar".
Bajo el lema ‘Alimenta una vida mejor’, se podrá donar de diferentes maneras; como voluntarios, organizando una recogida, donando alimentos o ayudando económicamente. Para la donación de forma mixta, mediante alimentos y de forma económica, en los supermercados, los días para hacerlo son el 24 y 25 de noviembre, y en caja, hasta el 8 de diciembre. Los alimentos más demandados son aceite de oliva y de girasol, alimentos infantiles, conservas, galletas, cacao, café, pasta y alimentos no perecederos.
EL PROBLEMA DEL DESPILFARRO
En palabras de Juan Cofiño, presidente de la Junta General, quien ha aprovechado su intervención de esta mañana para destacar el trabajo de la ONG y de los voluntarios, el fin de esa donación es responder a una necesidad básica, la nutrición; "pero es que, además, tiene otras ventajas, pues supone una solución para dar salida a los excedentes de alimentos. Se debería saber que, hoy día, donar alimentos ya es económicamente más interesante que destruirlos o tirarlos".
Juan Cofiño concibe el hambre como causa y a la vez efecto de la pobreza, si bien, existe una clara diferencia: "La lucha contra la pobreza es una carrera de fondo, mientras que los efectos de las acciones contra el hambre deben ser inmediatos. El hambre y la nutrición no tienen espera. Esa inmediatez es la que le da enorme relevancia a la actividad del Banco de Alimentos". El presidente de la Junta General etiqueta de "escandaloso", además, que en pleno siglo XXI, muchas personas no tenga acceso a alimentos. "Más que tratarse de un problema de disponibilidad, pues actualmente se producen suficientes alimentos en el mundo para toda la humanidad, lo que existe es una desigual distribución de los recursos". De ahí, que subraye la labor del Banco De Alimentos en su lucha contra el hambre y también el despilfarro, "un problema, si cabe, más grave que el hambre. Y me explico: así como las causas de la existencia del hambre en el mundo son muy diversas y de difícil solución, las del despilfarro están perfectamente identificadas y son resolubles en muchos casos. El despilfarro es, estrictamente, una ausencia de eficiencia en el uso de los recursos. Cada año se pierden por este concepto 1300 millones de toneladas de alimentos; estos alimentos que terminan en la basura o se pierden en la cadena de producción, bastarían para alimentar a 2.000 millones de personas, más del doble de las que sufren desnutrición en el mundo".
EL PERFIL DEL DEMANDANTE
El perfil más común de quienes acuden hoy en día al banco de alimentos es el de personas jóvenes, con trabajos mal remunerados o que no son fijos. También familias monoparentales con hijos.