Jorge Azcón reconoce su satisfacción cuando ve el ambiente en las calles y la actividad en la hostelería. Señala que aunque el turismo ha sufrido una considerable caída con respecto a los Pilares anteriores al 2020, los zaragozanos han tomado las calles compensando la carencia de visitantes. Cree que la Ofrenda resultó un éxito teniendo en cuenta las limitaciones, aunque confiesa que la malla de ocultación deslució el acto, por lo que el miércoles se pidió a Sanidad autorización para retirarla.
Azcón también ha condenado el vandalismo y ha expresado su preocupación por el fenómeno del botellón. El alcalde no cree que la solución sea sencilla. Confía en la eficacia del dispositivo de seguridad, que está evitando muchos botellones, pero cree que el fenómeno no guarda relación con los aforos en la hostelería, sino con el hecho de que los jóvenes quieren salir a beber y no pueden hacer frente a los precios de las copas en los pubs.
El alcalde también hace un balance positivo sobre la movilidad, a pesar de que la huelga del transporte público amenazaba con complicar las cosas durante esta semana. Sin embargo, destaca que tanto el bus como el tranvía están funcionando razonablemente bien y no se están dando grandes aglomeraciones. Azcón ha aprovechado para apelar a la buena voluntad de las partes para alcanzar un acuerdo en un escenario muy complicado, en el que la pandemia ha generado un agujero económico sin precedentes en el transporte público.
Por último, fuera de los actos del Pilar, Jorge Azcón se ha referido a los Presupuestos Generales del Estado. Aunque los técnicos municipales los están estudiando, a primera vista considera que son nefastos para Zaragoza ya que no recogen ni un sólo euro para proyectos históricos como el Pabellón de España de la Expo o la Avenida de Cataluña.