Hacer una botella en la que envasar zumo de naranja, a partir de los restos de otras naranjas, mandarinas o limones, cierra el ambicioso círculo iniciado por un grupo de investigadores aragoneses.
Este proyecto europeo, coordinado por la investigadora Carolina Peñalba, ha encontrado la forma de llevar al límite el aprovechamiento de la piel, la pulpa y las semillas de los cítricos, no sólo con la fabricación de un bioplástico sin base de petróleo; también han creado una crema hidratante 100% natural.
Gracias a este trabajo, todo lo producido a partir de estos residuos cítricos es biodegradable y compostable, evitando que muchos envases acaben en el vertedero.