Aragón se prepara para el periodo de mayor riesgo de incendios, que, coincidiendo con el verano, se extenderá desde el 15 de junio hasta el 15 de septiembre. El reto es seguir en la línea de 2023, que se saldó como el verano con menos incendios de los últimos 20 años. A nivel meteorológico, actualmente la situación es más favorable en el Pirineo y zonas de Huesca, pero la sequía en la zona sureste convierte a Teruel en uno de los territorios más vulnerables.
Este año el operativo contra incendios, que cuenta con un presupuesto de 47 millones de euros, comprende 62 cuadrillas terrestres y 8 helitransportadas, 68 vehículos terrestres y 9 medios aéreos. Entre las novedades, se incorporan nuevos vehículos, se habilitan nuevos puntos de encuentro de las cuadrillas y se refuerza el personal de guardia durante los fines de semana. Todo para mejorar la prevención y agilizar los despliegues en caso de incendio.
Cada nivel de alerta, que oscilará entre el amarillo, naranja, rojo o rojo plus, conllevará diferentes niveles de prohibición. La directora general de Gestión Forestal, Ana Oliván, pide precaución a los ciudadanos, empresas o agricultores. “Podemos decir que las condiciones de partida son algo mejores que el año pasado por estas fechas, pero no podemos caer en el exceso de confianza”, ha dicho. “Más de la mitad de los incendios que sufrimos en Aragón se deben a accidentes y negligencias. Por lo tanto, la mejor prevención es evitar que se produzcan incendios”.
Hasta finales de abril en Aragón se han registrado 78 incendios en la Comunidad, especialmente en Zaragoza y Teruel. Tanto el número de siniestros como las hectáreas quemadas se sitúan cerca de la media de los últimos años.