En el instituto Ramón y Cajal viven apretados, como nos ha confirmado su directora Amparo Roig. Considera que se está a tiempo de poder solucionar la falta de espacio de cara al curso que viene pero para eso hay que tomar decisiones ya. Un problema que arrastran y que en tiempos de pandemia se han hecho más evidente que nunca. Han tenido que habilitar aulas en el museo de ciencias naturales del centro, en un guardarropa o en la propia biblioteca.
Y les preocupa todavía más el curso que viene ya que la previsión es que se pasen de 532 a 580 estudiantes solo de ESO (hay que sumar también los de Bachillerato y FP) y de 90 a 100 profesores. Después de reivindicarlo durante varios años, a finales de 2019 el instituto arrancó por fin el compromiso de la dirección provincial de Educación de construir un nuevo aulario en un lateral del pabellón que incluiría tres aulas polivalentes, un almacén y un despacho para uso de asignaturas específicas. Poco después les pidieron unas correcciones del proyecto elaborado por el propio centro, presupuestado en unos 200.000 euros, y se llegaron a hacer catas, pero desde entonces no ha habido ningún avance. La directora considera que están a tiempo pero para eso hay que ponerse ya manos a la obra.
Ante esta situación, las amypas del propio Ramón y Cajal y de los colegios que están adscritos al centro (Juan XXIII y el Parque de Huesca, y Tardienta y Bolea) se reunirán el próximo lunes para estudiar posibles acciones a emprender para conseguir acelerar las prometidas obras de ampliación.