Que el Granada CF no es un buen ejemplo de cómo se debe traspasar a un futbolista es algo bien sabido en el fútbol mundial. Los distintos presidentes y propietarios que ha tenido el club durante los últimos años han mostrado que la entidad rojiblanca se ha convertido en un auténtico baratillo de oportunidades, para dejar escapar por cantidades ridículas a jugadores que han deslumbrado en la considerada mejor Liga del Mundo.
Atrás quedaron los tiempos de Pina en los que los mejores futbolistas rojiblancos se dejaban salir por pocos millones de euros, si es que directamente no lo hacían de forma gratuita. Eran las consecuencias de una propiedad que veía negocio fuera de los intereses del propio club.
Y el caso de la actual propiedad china no es tan agresivo como el anterior, pero tampoco acaba de dar con la tecla en este asunto. El culebrón Machís, que alcanza durante estos días su tercer o cuarto capítulo, debe zanjarse solicitando por el pase del delantero una cantidad importante, que tanto contente a la propiedad como a los aficionados, que con su marcha observarán una pérdida importante de potencial deportivo en su equipo. Malbaratar a uno de tus mejores futbolistas esconde detalles de una gestión muy débil por no decir nefasta, mucho más en una época en la que no se puede fichar ningún otro repuesto de una mínima garantía.