Mientras aún resuenan los ecos de la visita de la selección española, con un marcador que rompe la historia de victorias en nuestra ciudad, esta mañana el Granada CF ha presentado los actos correspondientes al 90 aniversario de la fundación del club. Además de la creación de un logo que alude a los arcos de entrada del viejo estadio, se preparan diversas acciones especiales, que van desde la redacción de un libro, que espero no sea recolección sólo de alineaciones y glorias en una institución que ha penado mucho más que disfrutado, a la organización de certámenes de relatos, exposición de cromos y camisetas conmemorativas, entre otras actividades alusivas a la efeméride. Pero siendo importante el hecho, no debemos desviar la atención de lo verdaderamente importante para el propio club, ya que estas celebraciones llegan en un momento en el que todavía quedan muchas cosas por hacer, por desgracia las más trascendentes.
Los dirigentes rojiblancos no paran de repetir una y otra vez lo importante que es jugar contra el Mánchester y qué gran temporada está haciendo el equipo en la Liga o en la Copa. Lástima que siempre presume el que menos debe. De nada serviría seguir brindando por unos éxitos que pueden ser flor de un día, tal y como ocurrió en aquellos años setenta, si no se hacen bien las cosas en los despachos. Hoy en nuestro programa hablaremos de algunos aficionados, entre los que me encuentro, que pedimos que el presidente se tome la molestia de presentarse a sus aficionados y a una ciudad que le está prestando todo su cariño y apoyo, por ahora sólo desde la distancia. Y que hable de su proyecto para el club. Algo de lo que entre cortinas demanda desde hace tiempo Diego Martínez, quien para renovar al frente de la dirección rojiblanca, requiere realidades y no promesas, hechos y no palabras. Quiere, en un gesto de responsabilidad, el orden en un club que no puede dormirse en libros, ni conmemoraciones ni laureles de uno o dos días.