EH Bildu y la mochila de su historia
La campaña del País Vasco está en la recta final y los candidatos y líderes nacionales han puesto el foco en ETA tras las palabras del candidato Pello Otxandiano.
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Madrid |
Los focos de la campaña en Euskadi se apagan este viernes tras dos semanas mediatizadas por el triunfo del Athletic y el descenso de la Gabarra, la muerte del lehendakari Ardanza, la agresión sufrida por el candidato del PNV Imanol Pradales y, sobre todo, la negativa de Bildu y Pello Otxandiano a llamar a ETA por su nombre, "grupo terrorista".
Lo cierto, es que en vísperas de la cita con las urnas no se ha resuelto, ni en las encuestas, ni en el pálpito que se respira en las calles vascas, de si será el PNV o será EH Bildu el que se lleve "el gato al agua".
En este punto, es donde, uno necesita recordar la "mochila" que arrastra EH Bildu. La izquierda abertzale tomó forma el año 1978 bajo la denominación de Herri Batasuna. Nacía con el objetivo de "lograr la independencia y el socialismo para Euskal Herría" y desde su génesis fue considerada como "el brazo político de ETA", que en aquellos tiempos comenzó a extender por las calles de toda España amenazas, extorsión y sangre. En las elecciones generales del año 79 ya obtuvo gran éxito obteniendo tres diputados y un senador.
Eran los días más duros del terrorismo, con ETA asesinando a principios de los 80 a un centenar de personas cada año, una cada tres días. Con todo, no se alumbró ningún mensaje de condena ni de condolencia con las víctimas entre los dirigentes de aquella izquierda abertzale, los Jon Idigoras, Tasio Erkizia o Iñaki Esnaola. La alternativa KAS, que promovía la libertad de Euskadi a fuerza de golpear al Estado, era asumida con voluntad inquebrantable.
En la década de los 90, ETA continuó con los tiros en la nuca, los coches bomba y el terror que decidió extender a raíz de la publicación de la ponencia "Oldartzen" en la que anunciaba lo que denominó "socialización del sufrimiento". Por ello llegaron los ataques, los crímenes de políticos, concejales, ertzainas, simpatizantes de partidos constitucionalistas… y, entre ellos, el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. En esos años, Herri Batasuna obtuvo entre 11 y 14 parlamentarios en Vitoria, la mitad que en la actualidad. Y así transcurre su historia hasta que, en nuestra década anterior, llegaron los anuncios -espaciados en el tiempo- de disolución de ETA.
En este nuevo tiempo, EH Bildu no ha condenado tampoco el terrorismo. Es su seña de identidad, la contraseña que da "pedigrí". Probablemente, con buena fe, buena parte de la sociedad vasca les ha dado una oportunidad. Antes de decidir su voto, antes de que se pueda inclinar el fiel de la balanza este domingo, los vascos deberían repensar -aunque fuera un breve instante- si merece la coalición independentista convertirse en el partido más votado.