Con el sol de París iluminando la Philippe Chatrier, Rafa Nadal selló su novena presencia en la final de Roland Garros. Un Andy Murray abatido fue el testigo de excepción de un nuevo triunfo del balear sobre la arcilla parisina. 60-1 es el demoledor balence de victoria y derrotas de Nadal en el segundo Grand Slam de la temporada. Pero Djokovic espera en la final para tratar de frenar al ciclón de París.
Una tare que se prevé herculea. Murray no pudo ni inquietar al campeón. Con la derecha funcionando a pleno rendimiento, Nadal descubrío todos los ángulos de la Philippe Chatrier, esa pista que se conoce mejor que el jardín de su casa. Seis break materializados acabaron por despedazar a Murray sin piedad (6-3, 6-2, 6-1).
Los tres sets fueron una fotocopia, el mismo tormento una y otra vez para el jugador de escocés. A las primeras de cambio Nadal mostró a Murray cual iba a ser el devenir del partido. Break de inicio y se acabó. Así se resumen las tres mangas y el partido.
El acierto de Nadal con la derecha fue una tumba para Murray, errático en su tenis e inmóvil con las piernas. En ningún momento hubo respuesta por parte del tyenista escocés. Nadal cerró el primer set (6-3) con aparente facilidad. Una sensación que se incremento en los dos siguientes parciales.
El segundo set acabó con dos roturas y un claro 6-2 y el tercer set, con tres break y un contundente 6.-1. No hubo partido ni semifinal. Nadal fue una apisonadora. Certero con al derecha, inspirado con el saque, seguro de fondo y acertado en la red. Demasiados aprgumentos paara esperar una respuesta de Murray, fundido tras su batalla ante Monfils.
El domingo la Philippe Chatrier volverá a vestir sus mejores galas para volver a ver un Nadal-Djokovic. El serbio buscrá su primer Roland Garros ante el mayor tirano que ha conocido el abierto francés. ¿Alguien se lo va a perder?