El equipo de Albert Celades mereció el gol mucho antes, pero el orden defensivo de los estonios permitió que el 0-0 se estirase casi hasta el final del choque. Bellerín, en dos ocasiones, y también Munir, sobre todo en la primera parte, lo intentaron sin suerte, además de un activo Oliver Torres, vital en los metros finales.
El centrocampista del Atlético, uno de los mejores, se asomó en varios ocasiones al balcón del área, pero tampoco encontró el destinatario correcto. Ni Saúl, ni Ceballos, dos de los grandes nombres de 'La Rojita' dieron con la tecla por mucho que lo intentasen. El rojiblanco dispuso incluso de un disparo desde la frontal tras la salida de un córner que se marchó por muy poco.
En la segunda parte, y después de que Estonia sacase la cabeza, España continuó con su misma idea de juego, consciente de que el físico debía ir pasando factura a sus oponentes. Oliver, a la media vuelta, estuvo cerca de inaugurar el marcador, aunque la versatilidad de Liivak pudo haber dado un susto a Kepa, muy tranquilo durante todo el encuentro. El habilidoso jugador báltico, que milita en el Alcobendas de la Tercera División española, fue lo más destacado en el conjunto local, que no pudo pasar del empate en su estreno ante la débil San Marino.
Por tanto, un punto para España hubiese sabido a bien poco analizando las ocaisones y el dominio del juego. Tanto fue así que en el minuto 82, tras una acción individual de Deulofeu, la enésima del partido, acabó en botas de Gayá, que no dudó en fusilar a Tamme desde el corazón del área.
El gol animó a España, pero sobre todo culminaba el objetivo de comenzar con el pie derecho y de enviar un mensaje claro: la Sub-21 española está de vuelta. Ya en el tiempo añadido, una gran jugada por el costado zurdo terminó en los pies de Munir, que fue objeto de un claro penalti. El delantero del Barcelona fue agarrado por Paju, recién entrado al campo, y Deulofeu no dudó en agarrar el cuero para transformar la pena máxima y cerrar la victoria por 0-2.