El entusiasmo y la ilusión del conjunto formenterense no fueron argumentos suficientes para inquietar a un sólido Sevilla, en un partido histórico para la pequeña isla balear.
El Formentera se encontró con un gol en contra en el primer minuto y un rival dispuesto a sentenciar la eliminatoria por la vía rápida, por ello, el partido fue, de inicio, un monólogo de un Sevilla muy superior.
El técnico del conjunto hispalense, Jorge Sampaoli, dio minutos a jugadores poco habituales en sus alineaciones, y todos, para desgracia del Formentera, salieron con ganas de demostrar que merecen más oportunidades.
En el once visitante sólo repitió el mediocampista argentino Matías Kranevitter en relación al último partido del Sevilla en Liga.
El resto de sus compañeros juegan poco y uno de ellos, el también argentino Joaquín Correa aprovechó de maravilla su oportunidad marcando tres goles en la primera parte.
Con su particular triplete, Correa cortó de raíz el amago de reacción de los insulares, que en el minuto 26 hicieron historia al celebrar un gol anotado por el delantero catalán Gabri Gómez, ex jugador del Alavés B, Girona y Espanyol B, entre otros equipos.
El modesto equipo local intentó poner en aprietos a su linajudo rival con un entusiasmo encomiable, apoyado en su ruidosa afición, que no paró de animar a los suyos durante los noventa minutos.
Pero, el Formentera, acostumbrado a resolver sus eliminatorias coperas en la tanda de penaltis, con mucho sacrificio y suspense, se encontró con un Sevilla plagado de suplentes, pero experimentado y práctico.
Durante muchas fases del encuentro, los futbolistas que militan en un equipo de Tercera intentaron mirar de frente a colegas fichados por un club pentacampeón de Europa, en Champion y tercero en la clasificación de Laliga.
Lo consiguieron solo en acciones muy puntuales, ya que el Sevilla impuso sus galones hasta obtener una cómoda y amplia renta para el partido de vuelta en el Ramón Sánchez Pizjuán.