La presión del Ferencvaros dificultó la salida del balón perico. La insistencia húngara, de hecho, provocó algunos sustos en los primeros compases del choque europeo. Zubkov obligó a estirarse al portero Diego López y otro latigazo minutos después desde la frontal se fue desviado por muy poco.
El Espanyol recuperó el ritmo del partido, pero el empuje del rival hizo que la noche empezara de la peor forma para los catalanes. Un centro de Isael fue mal despejado por Javi López en el minuto diez y subió al marcador. El tanto en contra no desanimó al anfitrión, que atacó con más precisión.
Wu Lei mandó el primer aviso serio pasado el cuarto de hora, con un disparo cruzado que Dibusz despejó por poco. El chino también remató de cabeza en la siguiente acción. El Ferencvaros parecía conformarse con el 0-1 y estaba muy atrás, esperando los ataques del Espanyol.
El anfitrión combinaba cada vez con más fluidez, aunque el premio no llegaba. Faltaba el último pase. El cuadro húngaro, bien plantado en tareas defensivas, mantenía las revoluciones bajas y limitaba los riesgos arriba, aunque en ocasiones amenazó la tranquilidad de Diego López bajo palos.
El Espanyol no pudo arreglar el marcador antes del descanso, pese a la intensidad de los últimos minutos de la primera mitad. En la reanudación, los locales salieron decididos a solucionar el problema, pero el Ferencvaros se lo puso difícil: Isael mandó estrelló el balón en la escuadra a los cinco minutos.
La afición creía en la remontada. Animaba. Los de Gallego lo probaron con un disparo de falta y tras un córner. Y finalmente llegó el empate: en el 60, Vargas aprovechó un rechace para marcar el 1-1 y levantar al RCDE Stadium. Los pericos, ahora, acorralaban al rival con media hora por delante. David Gallego refrescó el equipo para tratar de rematar el trabajo. La entrada de Pedrosa dinamizó el ataque blanquiazul con su habitual velocidad en el carril izquierdo. El físico del Ferencvaros ya no brillaba como en la primera parte y el encuentro era claramente del Espanyol.
Granero dio motivos para creer en el 78, con un disparo a la cruceta, y Calleri le siguió con un latigazo cruzado en el 82. Sin embargo, la seguridad defensiva del cuadro húngaro impidió que el Espanyol culminara la remontada.