La reflexión de Juan Soto Ivars

¿En qué se ha fijado Juan Soto Ivars?

La reflexión final de Por Fin, de la mano de Juan Soto Ivars

ondacero.es

Madrid |

La polémica de las pulseras power balance contra maltratadores hundiría el Ministerio de Igualdad, si la igualdad fuera algo más que un eslógan que los políticos manosean en su propio beneficio. Esas pulseras, antes tobilleras, cumplen una función vital, que es la de avisar a una maltratada de que su agresor está demasiado cerca, contra la orden de alejamiento.

De acuerdo: no sólo las tienen maltratadores condenados, sino simples acusados; y hay muchas más denuncias por violencia de género cada año que situaciones de peligro real para las mujeres. Sin embargo, el recurso de la pulsera se ha venido repartiendo con más economía que las noches en el calabozo. Son un recurso escaso que se reserva para casos en que el juez huele un peligro.

El sanchismo pretende solventar este marrón como todos los demás: dejando que caiga el granizo, que la gente hable, y pasando al siguiente asunto con una cortina de humo que, seguro, está a punto de aparecer frente a nuestros ojos. Es lo mismo que pasó con el apagón: podrían anunciar una comisión de investigación, de modo que pase suficiente tiempo hasta que lo evidente sea admitido. Y entonces se librarán de hacer rodar alguna cabeza.

Bien: sea cual sea el tamaño del pufo, me fascina que durante un tiempo estuviera avisado el ministerio por los proveedores y los técnicos, y por los jueces y por las usuarias, sin que nadie moviera un dedo. El discurso y los actos están tan alejados que ninguna pulsera daría la señal de alarma.

Client Challenge

Pero lo más grotesco es que la ministra Ana Redondo se ha escudado diciendo que ninguna mujer ha muerto. Eso es tanto como decir que las pulseras, pché, tampoco sirven para tanto. Que repartan entonces crucifijos y ristras de ajos entre las maltratadas. Para los vampiros, mano de santo.