Austria se prepara para un posible apagón eléctrico. El Ministerio de Defensa lleva tiempo trabajando con la hipótesis de una caída del suministro por tiempo indefinido. La propia ministra del departamento ha asegurado que "la cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo".
Han utilizado el mismo sistema de análisis de datos que les hizo adelantar ya en 2017 que nos enfrentaríamos a una pandemia. Por eso el Gobierno austriaco ha lanzado una campaña institucional con el lema 'Qué hacer cuando todo se para', en la que recomienda tener reservas de alimentos, ropa de abrigo y velas -al menos para dos semanas-, además de sentar las bases para una red de cooperación entre vecinos y familiares.
Dígame por un momento, cómo hubiera recibido una noticia de este tipo hace solo tres años, 2019. Incrédulos nosotros. Lo habríamos enmarcado en el capítulo de curiosidades, paranoia militar, apocalipsis. O piensen en lo que hubiéramos dicho en nuestros análisis de barra de bar: "estos cuadriculados centroeuropeos", "qué bien que voy a conocer a mis vecinos", "mira por donde, aprovecharé las velas que guardo en casa", "¿esto no se parece a una película?".
Lo que nos ha ocurrido es que de un tiempo a esta parte, la realidad -la más reciente y cercana- ha ampliado el espacio de la duda reduciendo el del humor y la ficción.