Como saben, Italia ha estrenado estos días la exigencia del llamado "Pase verde obligatorio" para los trabajadores del sector público y privado. Exigencia que ha venido acompañada de numerosas protestas en un país en el que se calcula que hay aún tres millones de trabajadores sin vacunar. Estos deberán presentar en su puesto de trabajo un test realizado dentro de las 48 horas previas a la incorporación.
Ayer también EEUU anunciaba el final de todas las restricciones a partir del 8 de noviembre para los turistas extranjeros vacunados que quieran viajar al país. Será necesario presentar, junto al certificado de vacunación, una prueba negativa antes de subirse al avión.
Y es que son numerosos los países que exigen de una u otra forma una garantía para que sus ciudadanos y visitantes se puedan desenvolver con normalidad en el espacio público o compartido.
España es uno de esos estados europeos que menos exigencias ha impuesto en este sentido, aunque según el CIS existe un 49% de españoles que se muestra a favor de la vacuna obligatoria contra la Covid-19.
A partir de ahora, de una u otra forma, somos identificados acompañando a nuestro DNI o pasaporte, como ciudadanos protegidos frente a la Covid o no.
El debate sobre las limitaciones y la libertad siempre es legítimo y sano, pero de EEUU a China, pasando por Europa, se ha impuesto la lógica del bien y la seguridad del conjunto del grupo frente a la del individuo.