Los nombres peculiares salpican a la gastronomía española
Hoy en Por fin no es lunes hacemos un repaso por los nombres raros, atípicos e incluso cuestionables de la gastronomía española. Mikel López Iturriaga, crítico gastronómico, nos explica el significado de "carne a la suegra", "matamaridos" y "engañamaridos".
Hoy en Por fin no es lunes analizamos aquellos platos que tienen nombres raros, atípicos, incluso, cuestionables. Estamos acostumbrados a escuchar pueblos con nombres extraños. Matajudíos, Malcocinado, Meadero de la Reina, Villapene, Parderrubias, Bastardo, Salsipuedes. Pues bien, esas denominaciones singulares no son únicas de los territorios, también salpican a la gastronomía española
Mikel López Iturriaga, crítico gastronómico, y creador de El Comidista, nos hace un repaso por aquellos platos cuyos nombres son tildados de machistas. ¿Sabíais que en Jaén hay un plato típico que se llama “Carne a la suegra”? Es una receta que se elabora con carne de cerdo, salsa cremosa y un punto especiado y picante. "Su nombre viene de tiempos en los que “las esposas eran malas” y las suegras “peores” ya que se ensañaban con los varones". "Esta carne está condimentada con las especias que ponen a los pinchos morunos y se dice que se llama así porque pica como las palabras de una suegra".
En la misma línea se encuentra un plato muy popular en Huelva y que es conocido como "engañamaridos". En este caso, se trata de un dulce, tipo pestiño, muy fácil de hacer, pero que parece “muy currado”. Lleva harina, aceite de oliva y vino blanco. Se amasa y se fríe. Es un plato que se hace en cinco minutos. Muchas mujeres engañaban a sus maridos que pensaban que era un plato muy trabajado. Este plato viene de tiempos en los que los maridos no pisaban la cocina.
¿Y "matamaridos"? ¿Lo habíais escuchado alguna vez? Es una especie de sopa andaluza que recibe ese nombre por su falta de chicha. En sus orígenes llevaba un poco de patata, alguna verdura y raspas de pescado. Era un caldo para subsistir con el que las mujeres “mataban” de hambre a sus esposos. También se le llama “guiso en blanco” o “pescado en blanco”. Como en todos los platos tradicionales, hay muchas formas de cocinarlo. Pero en cualquier caso, es ligero, saludable y rápido de preparar. Su nombre tiene cierto tinte machista. A pesar de ello, Mikel López Iturriaga considera que no hay que cambiar su denominación ya que tiene su gracia y su historia.