La industria del automóvil está viviendo una crisis casi sin precedentes. Según la patronal de fabricantes de coches, Anfac, el primer cuatrimestre de este 2022 ha sido el peor del siglo en matriculaciones exceptuando el de 2020, con el confinamiento. Ni siquiera en la anterior crisis financiera se registraron números tan negativos.
A la escasez de componentes básicos para la industria (como los microchips) -que están provocando retrasos en la entrega de vehículos nuevos- hay que sumar que la demanda se ha retraído por la inflación y porque cada vez son más los jóvenes (y no tan jóvenes) que deciden no tener vehículo en propiedad y apostar por otras formas de movilidad.
Con este panorama, el sector del automóvil está obligado a maniobrar hacia un nuevo panorama. Un panorama marcado por el coche eléctrico, que sigue a creciendo a buen ritmo a pesar de la caída del mercado, y una movilidad más sostenible.
Una carrera en la que las grandes compañías del automóvil tienen que llevar la delantera, con nuevas maneras de entender la movilidad y con pilotos al volante como Laura Ros Verhoeven, directora general de Volkswagen España, que explica que en el futuro la movilidad será "multimodal" porque ya no habrá un único medio de transporte, sino que en nuestro día a día transitaremos entre distintos sistemas de movilidad.
"La tecnología nos va a dar acceso a diferentes sistemas de movilidad y utilizaremos el que sea más eficiente y más económico en función de nuestras necesidades", asegura.
Esto obligará a cambiar el concepto de fabricación, ya que actualmente estamos viviendo "la transformación más grande que ha vivido el sector en el último siglo desde la creación del automóvil": "Estamos ante una transformación sin precedentes. Por un lado, el coche autónomo; por otro, la movilidad eléctrica o el coche conectado, así como los sistemas de pagos".