Hay mucha vida por delante para estar dormido y él ni dormido descansa. Se pasa haciendo la vida más feliz al resto de personas porque quien hace de comer rico, rico, lo que hace es transmitir cariño a través de las tripas y luego la digestión de la vida es mucho mejor. Hijo, nieto y bisnieto de cocinero, forma parte de la quinta generación de una familia que ha hecho de los fogones su forma de vida. De hecho, tiró por la pastelería, como su tía Eva, y en 2013 decidió abrir su propio obrador en su Zarautz natal, al que llamó 'JA' por sus iniciales: Joseba Arguiñano.
El hijo del cocinero más conocido del panorama nacional da una serie de pautas en su libro para organizarnos a la hora de cocinar porque, según él, todo el mundo va con prisas y deja de lado la cocina, lo que hace que nos empecemos a dar cuenta de que es "nuestra gasolina y nuestra salud" y que hay que comer bien para estar fuerte para todo: "Muchas veces comemos rápido y sin meterle el cariño que hace falta a la cocina y pecamos".
Reconoce que le da "risa" ver las cuentas de redes sociales tan de moda actualmente que llaman a tener una alimentación más saludable cuando es algo que su "aita" siempre les ha dicho toda la vida: "Mucha cuchara, poca carne, poco dulce. Al final, lo que hay que hacer es comer sano y comer como lo han hecho nuestros abuelos".
Por eso, explica que hay que tener mucho cuidado y saber diferenciar lo comestible de los alimentos, porque hay muchos comestibles que nos quitan el apetito, pero que no son alimentos. ¿Y cómo se aprende? "Pues como un carramarro. Hay que caminar un poco para atrás a veces".
"Con la industrialización hemos sufrido todos porque creemos que es bueno, pero luego no digieres bien, no haces lo que tienes que hacer bien, estás cansado, te faltan vitaminas y al final todo eso está en el alimento. En vez de tanto azúcar, dale más a la miel", afirma.