Javier López del Espino considera que empezó en la imaginería porque nació en Andalucía y que es un mundo con mucha verdad, pero también muy encorsetado. Según fue evolucionando en la escultura descubrió la contemporánea que le permite desarrollar lo que quiera y afirma que ''la libertad en una profesión es algo que no tiene precio''.
Ambas técnicas le complementan y considera que pueden convivir, lo importante es seguir trabajando para ''crecer como artista y como persona''. La concesión de la Medalla de Oro de las Bellas Artes de Francia llega después de una trayectoria basada en la constancia y el esfuerzo que le han llevado a trabajar en gran parte de España, a participar en proyectos para Estados Unidos, República Dominicana o México y a exponer obras contemporáneas en París, Mónaco o Zúrich.
Javier López dice que debe seguir demostrando por qué ha llegado a este momento y afirma que siempre está buscando sorprender. Nos ha contado dónde encuentra la inspiración, cómo aprende para luego desaprender y que sus esculturas siempre tienen la parte visual acompañada de la parte interna de sus sentimientos.