El gazpacho se convierte en el primer plato de muchas casas españolas en estos días de calor. Y con infinitas variaciones, desde el clásico con tomate, pasando por el verde o el blanco. Incluso hay quien ha probado el de fresas o cerezas.
Pero lo cierto es que el más rico, el gazpacho de verdad siempre será el que tomamos en casa, desde pequeños, ese que nos hacían nuestras abuelas y nuestras madres con recetas que hemos mantenido.
Hoy hemos conocido en 'Por fin no es lunes' algunas curiosidades sobre esta sopa fría, como, por ejemplo, que en su origen no llevaba este tomate, sino que era un revuelto, un tipo de migas tostadas en aceite y vinagre, y que principalmente lo comían los campesinos.
Luego se fue poniendo de moda entre la alta sociedad y parece que la primera referencia de una receta, más cercana a la que hoy conocemos, data de 1824 de un recetario americano.
Todo esto nos lo ha contado Juan Cartaya, profesor de la Escuela de Hostelería de Sevilla y doctor en Historia Moderna, que lleva 30 años dando clase de Historia de la Gastronomía Española.