Así afectan los discursos tóxicos y de odio a los revisores de contenidos en Internet: "Muchos llegan a sufrir depresión"
Aunque tristemente los discursos de odio en la red están cada vez más normalizados, no hay que perder de vista los efectos negativos que tienen sobre la salud mental de quienes se dedican a analizarlos.
Cuando a finales de los 90 y principios de los 2000 se empezó a usar Internet, se hacía maravillados por sus posibilidades de conectar con lugares muy lejanos casi en tiempo real, por la cantidad de información que se podía consultar a golpe de clic y por las horas y horas de entretenimiento en línea. Eso sí, con cuidado y mesura, porque en aquella época Internet se pagaba por minuto de uso y no era especialmente barato, y además el Módem cortaba la línea telefónica fija si se utilizaba Internet.
Aunque parezca la Prehistoria, esto ocurría hace solo 20 años. En aquella época, Internet todavía no estaba tan presente en nuestras vidas como hoy y casi nadie se preocupaba de los bulos, el lenguaje del odio y todas esas conversaciones peligrosas que se generan en la red.
Una de las personas que sí se preocupaban era Maite Taboada, lingüista computacional, que en el año 2000 fue contratada por una empresa para revisar los textos en Internet. Y ahí empezó a darse cuenta de la manipulación y el odio que hay en la web. Actualmente, es Catedrática en el Departamento de Lingüística de la Universidad de Fraser, en Vancouver (Canadá) y está reconocida como una importante académica del lenguaje.
Continúa analizando el lenguaje tóxico y los discursos de odio en Internet, algo que reconoce que en personas que se dedican 100% a ello, puede ocasionar problemas importantes a nivel de salud mental: "Está muy bien estudiado. A la gente que trabaja a tiempo completo haciendo moderación de contenidos, o bien tienen problemas mentales -se deprimen- o tienen problemas a nivel de que empiezan a creerse las cosas que leen en Internet, todas estas teorías paranoicas que aparecen por ahí".
¿El odio existe o es producto de Internet?
Actualmente, la palabra "polarización" es una de las más utilizadas en nuestras relaciones sociales, pero cuando hablamos de Internet, el significado de esa palabra se amplía de manera descomunal. El odio en la red está ahí, "nace de nosotros", lo que hace Internet es "amplificar ese contenido", llega a más gente y se convierte en más extremo, pero el odio está ahí.
"Entonces, lo que tenemos que pensar como sociedad es hasta qué nivel lo vamos a tolerar. Y estamos llegando a un punto en que no lo toleramos tanto como antes porque estamos hartos de tanto odio", explica.
Cualquiera de nosotros puede ser arrastrado por ese odio y prueba de ello es un estudio realizado en el que se dividió a la gente entre aquellos que veían contenidos de odio y participaban en discusiones agitadas, y aquellos que no: "La conclusión es que cuanto más odio y discusiones ves, más posibilidad existe de que tengas un exabrupto y que digas algo de lo que luego te arrepientas. Existe más posibilidad de participar en esas discusiones online porque existe más posibilidad de verlas".
Los bulos, una amenaza para los estados
De la mano del odio van los bulos y la manipulación de la información en Internet, algo que el equipo de Maite se dedica a estudiar en su trabajo: "Estudiamos los rasgos científicos de las noticias falsas y de los bulos. Hemos encontrado que suelen tener mucha exageración, palabras negativas o diferencias de estilo. Con eso, intentamos identificarlas automáticamente para que no se distribuyan".
Pero no sólo ha evolucionado Internet, sino también la manera de odiar, como ratifica el uso cada vez más extendido del insulto. ¿Cómo es esto posible? "Cuando quitas a otra persona de la situación y estás tan distanciado de la otra persona que no le ves la cara, ahí es cuando se genera la emoción. Si no tienes que ver la cara que pone esa otra persona cuando la insultas, es más fácil insultar".