Un atajo... rememarrónico, celebrestado y conmencionado
Uno de esos para rememorar que conmemorar no es celebrar pero celebrar se puede siempre y cuando no hiera la memoria.
CELEBRAR. Ensalzar públicamente a un ser sagrado o un hecho solemne, religioso o profano, dedicando uno o más días a su recuerdo. Realizar un acto formal con solemnidades... por algo que lo merece... Anda toma, celebrar es lo de la abuela cada vez que me voy de boca al río después de arrasarle la despensa.
Cuando rememorar es pasar a tener en la mente algo del pasado. Y conmemorar, celebrar una fecha importante. Mientras que celebrar es un viva la Pepa que lo incluye todo, conmemorar sería algo más protocolario y rememorar lo que más te toca depende el año. El problema surge cuando se quiere celebrar lo que no es conmemorable y rememorar lo que nunca tuvo por qué tener celebración.
Celebrar tiene connotaciones antropológicas y teológicas. Todo se basa en la dimensión expresiva y festiva del asunto. Celebrar es una característica de los grupos humanos en todas las culturas y edades de la historia. Está en la esencia misma del ser humano la necesidad de celebrar, que es lo mismo que representar su historia y así repetir y afirmar los sentimientos de identidad. Claro, esto cuando no se está celebrando la matanza de unos, el sometimiento de otros, las masacres en no sé en donde o al del bigotillo y su falta raciacinio. Porque entonces habrá mentes pensantes, intelectuales que sí conservan el hilo de la historia y su misión es dar un toque con libro de texto si es necesario. Esto recientemente lo hizo TRAPIELLO y se agradece que Uribes se descolgara en estas ondas de los analfabrútidos.
Atajando por el simbolismo pétreo… Cuando los monumentos caen, se hace historia. Porque hay algo irreversible en la caída de una escultura. Representa simbólicamente la victoria contra el viejo orden, el amanecer de una nueva era… y tal y tal y tal… Y oigan los tralaritos, hay propuestas interesante a nivel mundial. Jürgen Zimmerer, profesor de historia universal de la Universidad de Hamburgo sugiere, por ejemplo, poner de cabeza a las estatuas, echarlas o enterrarlas hasta la mitad. "Así es como podemos desafiar a nuestros hábitos visuales". Bartetzky también pide una confrontación pública con la propia historia: "Las sociedades liberales deberían ser capaces de entender que no todo lo que está en el espacio público corresponde a nuestra visión del mundo actual. Eso es exactamente lo que nos distingue de las dictaduras y los regímenes autocráticos". PUA EN ALTO SABINO ¿Cuánto entonces hay que mirar atrás para saber qué rememorar, conmemorar o celebrar?
A cada atajo le sigue el camino largo: el de repensar. Escucha la reflexión de Sabino Méndez.
Por llegarnos, nos llegaríamos hasta los Egipcios… aquí, el cuestionamiento crítico es esencial, pero evitando lo que los expertos llaman "ataques ciegos". Ir contra todo lo que ya no es conforme hoy en porque de continuar así, perderíamos una gran parte de nuestro patrimonio cultural. Y para el anecdotario, luego están las fechas que derriban a otra, como en León, que La Navidad derribó la Unión. O más bien por accidente un camión municipal que retiraba el árbol de navidad derribó la estatua que simboliza la unión de la tradición iglesia-pueblo leones dando marcha atrás. A veces la realidad nos hace darnos de 'cabezadas'. ¿No creen?