Hace 10 años conocimos a la Madre de Dragones, a los Lannister, a los Stark, a Jon Nieve y a un sinfín de personajes con los que no teníamos que encariñarnos, no fuera a ser que se los pasaran por la piedra en el siguiente capítulo. Hace 10 años, el 17 de abril de 2011, se estrenó la serie Juego de Tronos.
Andrés Moraleda recuerda en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes lo que significó esta producción que cumple diez años y que todavía sigue siendo un fenómeno televisivo y social. Fueron 8 temporadas y 73 capítulos que costaron unos 700 millones de dólares. Quizás podríamos hablar de la última gran serie que comentábamos al día siguiente de su emisión en la oficina.
Juego de Tronos es un fenómeno al que pocos se han resistido. Los datos de audiencia son impresionantes: 9,8 millones de espectadores en todo el mundo en su primera temporada que fueron aumentando hasta conseguir cifras récord como la de los 19 millones de personas que se conectaron solo en Estados Unidos para ver el último episodio de la serie.
Quizás Juego de Tronos no sea la mejor serie de los últimos 20 años, pero seguramente sea la más adictiva. Todo gracias a una mezcla de elementos que la hacen irresistible: es un culebrón, lleno de traiciones y líos de cama; es una serie muy morbosa, con mucho sexo y violencia explícita; y luego está ambientada en un mundo fantástico de capa, espada y dragones, con unos personajes muy atractivos y una producción muy cuidada.
Pero más allá de sus atributos audiovisuales el éxito de Juego de Tronos también se puede medir a través de su incidencia económica en los lugares donde se rodó la serie (España entre ellos), en el aumento del turismo en los escenarios reales de los Siete Reinos (ciudades como Sevilla, Girona, Cáceres, Trujillo...) o en su influencia en la llamada 'nueva política' que surgió casi de la mano con Juego de Tronos hace 10 años.