Superada la primera meta volante de estas fiestas, la Navidad. Ahora toca ver la repercusión que ha tenido en los contagios e infecciones que están subiendo claramente. Pero habrá que aferrarse a la esperanza.
Dicen algunos expertos que esta variante tan infecciosa, con una velocidad de propagación inmensa puede traernos consecuencias muy positivas. Al extenderse los contagios, en la próxima ola el virus estará más debilitado y podría ser el comienzo del fin. ¿certezas? Ninguna. Pero no me digan que no merece la pena aferrarse a la esperanza.