El cierre: ¿Somos realmente más feos de lo que pensamos?

Esta científicamente demostrado; somos más feos de lo que pensamos. Se trata de un pequeño engaño del cerebro que equilibra nuestra autoestima cuando nos miramos al espejo. De ahí, que por los general nos parezca que las fotografías no nos hacen justicia Tenemos una imagen mental de nosotros mismos benévola y tendemos a ignorar el llamado 'diformismo lateral', la asimetría de nuestro rostro.