Monólogo de Alsina: "Una palabra tuya bastará para descabezarme, le dice Cifuentes al líder máximo Rajoy"
Está siendo durísima la competencia. Por amarrar a los espectadores y no dejarles ni pestañear.
Antes sólo teníamos un serial. El de Puigdemont y compañía. Pero ahora tenemos dos. Y en el nuevo hay señoras que falsifican firmas de sus amigas, gobernantes que mienten, catedráticos que maquinan y profesores garganta profundaque tocan el violonchelo.
Cómo no sentir la tentación de pasarse el día haciendo zapping entre los dos seriales.
El serial catalán… que ha adoptado un aire de expansión internacional, con los guionistas localizando cada día exteriores lo mismo en Berlín que en La Haya o en Escocia.
Y el serial madrileño… el de las Pequeñas Grandes Mentiras. Que ha atrapado el interés de los espectadores dentro y fuera de Madrid y no deja de ampliar su reparto de personajes protagónicos.
Ocurre que en el serial catalán… los personajes son más populares porque llevan muchos meses apareciendo en pantalla cada día. No llegan a la veteranía de los Alcántara, pero quién no conoce a estas alturas no te digo ya a Puigdemont, que le conocen hasta los alemanes, sino a un Jordi Sánchez, a un Comín, incluso a un Cuevillas, que es el abogado, o a una Elsa Artadi.
Pero en el serial nuevo, el de las mentiras pequeñas que se han ido haciendo gigantes…poco a poco vamos haciéndonos a los personajes.
Este profesor de la barba estrecha, Álvarez Conde, que lo mismo habla con gran ímpetu de su ex alumna… que admite en la radio que ha encargado falsificar un acta.
La profesora Nuño, dimisionaria, que a la pregunta de si tiene dudas sobre Conde responde…que no responde.
El rector Ramos, que una mañana dice haber hablado con el tribunal examinador… cuando en realidad sólo habló con la profesora sospecha de andar falsificando firmas.
El profesor garganta profunda, que envía guasaps muy largos a los medios de comunicación pero se resiste a dar una entrevista. Y al que el portavoz del PP madrileño, Garrido, describe como un psicópata.
Y la más conocida del reparto, la presidenta. Aferrada, hasta el día de hoy, a su privilegiada memoria sobre lo que sucedió un dos de julio aunque nadie más que ella lo recuerde.
Y hay un personaje cuya voz aún no ha escuchado en el serial pero que ha ido cobrando una relevancia grande en la trama. Se llama Alicia López de los Mozos y es profesora de la Universidad Rey Juan Carlos. A la policía ya se lo ha contado todo. Dices ¿el qué?
Claro, estás ahí esperando cómo sigue la historia cuando te enteras de que en el otro serial… se prepara para hoy una cumbre de fiscales españoles y alemanes en La Haya. Y te pones un momento el capítulo a ver qué novedad es ésta, porque te habías quedado en que a Puigdemont no nos lo entregan para juzgarle por rebelión y que no hay manera de que cambien de idea Mathías y Mathías. ¿Qué quienes son Mathías y Mathías? Pues dos de los tres jueces que han dicho que a Puigdemont en Alemania no le habrían puesto ni una multa de haber proclamado la secesión de Schleswig-Holstein: Martin, Mathías y Marthías, el trío judicial que a decir del español Llarena está cantado de oídas.
Creías que ya no había manera de que el fantasma acabara en el banquillo juzgado por los mismos delitos que su compadre Turull y de pronto aparece en el serial un equipo de fiscales indomables dispuesto a plantarse hoy en La Haya con un cargamento de indicios para facilitarles la tarea a sus colegas alemanes. Llévenle ustedes todo este material a Martin, Mathías y Mathías a ver si así se animan a darle una vuelta más a lo de la entrega antes de tomar una decisión definitiva. Y dices: sabiendo cómo es este serial, vete tú a saber lo que acaba saliendo de ahí. Cuanto más esfuerzo hace la justicia española por hacerse entender ahí fuera, más bofetadas se lleva.
Pero entonces te acuerdas que en el otro serial, el madrileño, estaban a punto de pasar cosas decisivas… y en efecto, enchufas el capítulo y están los policías diciendo "madre mía, madre mía". La profesora De los Mozos les acaba de contar que hubo falsificación de documento público para hacer pasar por verdad una mentira: que nunca hubo examen presencial de Cristina Cifuentes en Vicálvaro.
Y te preguntas cómo seguirá la historia. Qué dirá la señora Cifuentes al escuchar no sólo que nadie recuerda ese examen, sino que es imposible recordarlo porque no se produjo.
Y sobre todo te preguntas qué dirá Rajoy, porque de lo que él diga depende que la presidenta aguante o la prejubilen. "Una palabra tuya", le ha dicho el PP madrileño al líder máximo, "una palabra tuya bastará para descabezarme". Pero claro, a Rajoy este capítulo del serial le ha pillado haciendo un cameo en una película argentina. Y lo último que se sabe de él es que dejó recado a Maillo para que resolviera la crisis cuanto antes.
Se ve un avión que viene de Argentina y que está a punto de tomar tierra en Madrid. Dices: ya está, si baja del avión con el pulgar hacia arriba, se salva Cristina. Si baja con el pulgar hacia abajo, se acabó Cristina.
Pero entonces te acuerdas de que en el otro serial…
…es Jordi Sánchez el que está pendiente, en Soto del Real, del pulgar del juez Pablo Llarena. Porque si lo sube sale de la cárcel mañana, se persona en el Parlament y todavía le hacen presidente. Pero si lo baja, otra investidura de pega en ausencia del candidato intermitente, que ahora dejo la política, que ahora aspiro a presidente. Y no es que lo de Jordi Sánchez no te interese…
…pero es que lo de Cifuentes ha alcanzado su interés máximo, porque Maillo tenía idea de que la presidenta ya estaba sentenciada pero ahora ha asomado la cabeza Cospedal, para intentar convencer a Rajoy de que en lugar de empalarla la apuntale y obligue al joven Rivera, coleccionista de cabezas, a retratarse en la moción de censura con Pablo Iglesias. Y claro, si el último capítulo del serial madrileño ha terminado dejando la incertidumbre tan en alto…
…lo tiene difícil el serial catalán para recuperar la hegemonía televisiva de que disfrutó en otros tiempos.