En rankings y encuestas España está a la cola de los países europeos en educación financiera. La crisis de 2008 fue financiera, la tasa de paro subió hasta el 27%, su máximo histórico, y la deuda pública hasta el 100% del PIB, también su máximo histórico después superado tras la pandemia.
La formación en finanzas, aunque sea básica, es fundamental para desarrollar nuestro proyecto de vida y planificar nuestro futuro.
Sin darnos cuenta, con frecuencia tomamos decisiones en asuntos de índole económico que van a influir en nuestro futuro a corto, medio o largo plazo. Cuánto conviene ahorrar y en que invertirlo en cada momento de nuestro ciclo vital, alquilar o comprar vivienda, cómo pedir un crédito, a que plazo, a tipo de interés variable o fijo... Todas estas cuestiones acaban condicionando nuestras vidas y todos tenemos que tomarlas alguna vez y es ahí donde entra en juego la educación financiera.
Es importante que tengamos debates profundos sobre el estado de educación pero si queremos progresar en renta por habitante y reducir nuestra tasa de paro en el futuro deberíamos plantearnos que todos los estudiantes tengan unos conocimientos mínimos de educación financiera.