'El patio de su casa': la importancia de mantener el vínculo con alumnos diagnosticados con cáncer
Nuestros médicos Jesús de la Fuente, Esther Holgado y Alberto García-Salido hablan en Más de uno sobre el proyecto educativo 'El patio de su casa', impulsado por un colegio de Santander, que lucha por mantener el vínculo entre los alumnos y compañeros diagnosticados con un cáncer que no les permite asistir a clase.
En Más de uno con Jesús de la Fuente, Esther Holgado y Alberto García-Salido hablamos sobre unproyecto educativo de un colegio de Santander, que busca incluir a los alumnos con cáncer en las actividades educativas de los colegios. 'El patio de su casa' es el nombre de esta iniciativa que ha surgido en el colegio San Roque Los Pinares, en Cantabria, donde dos de los siete alumnos de 4º de primaria están diagnosticados con cáncer.
¿Cómo surgió el proyecto 'El patio de su casa'?
Hablamos con Pablo Sánchez, profesor de Educación Física del centro educativo, que explica que todo empezó cuando uno de los compañeros de 4º de primaria, que ya había sido diagnosticado de cáncer, llegó el curso pasado al colegio. Explica que, aunque el pasado año lo pudo pasar de manera presencial, cuando terminó el curso tuvieron que cambiarle el tratamiento, algo que le impidió seguir asistiendo a clase. "Somos una familia y no podíamos dejarle solo, íbamos todos los meses a visitarle", explica, alegando que todo empezó desde la improvisación.
"Nuestro objetivo era hacerle sobrellevar la enfermedad de una manera positiva, pero el efecto era súper recíproco en el resto de alumnos, que volvían súper motivados después de las visitas", comenta, asegurando que se dieron cuenta de que podían trabajar la educación emocional más allá del cole. A raíz de esto, decidieron crear este proyecto y lo llamaron 'El patio de su casa' porque es allí donde se reunían cuando iban a visitar a su compañero.
Normalizar el cáncer para los más pequeños
Argumenta que, durante este tiempo, los niños han aprendido mucho sobre el cáncer y lo han conseguido normalizar. Según explica, sus compañeros diagnosticados nunca han tenido tapujos a la hora de contarles todos los entresijos de la enfermedad y las operaciones por las que han pasado y tampoco han ocultado los efectos de la quimio, como la caída del pelo o la delgadez. "Los niños se empezaron a dar cuenta que, cuando iban a visitarles, sus sonrisa eran mucho más grandes y eso era algo que reportaba para todos", señala, insistiendo en que ahora, cualquier actividad que se plantea en el centro, los pequeños también lo hacen en su casa con sus tutores domiciliarios.
Sobre la enfermedad del otro niño, relata que cayó enfermo en marzo de un cáncer de huesos y que se han tenido que ir adaptando a sus necesidades para ayudarle en esta etapa. Dice que sus compañeros incluso llegaron a decorarle la habitación del hospital y le escribieron un libro de chistes para que pudiera reírse habitualmente. "Le han visto en todos los procesos y lo han normalizado, ahora incluso hasta bromean con que no le hará falta una espinillera para jugar al fútbol cuando le pongan una prótesis de titanio", comenta.
Trasladar el proyecto a otros centros educativos
Pablo dice que su labor como profesores es no mirar a otro lado y, por ello, insta a que otros centros se unan a esta iniciativa que plantean porque, por desgracia, este no será el último caso de cáncer infantil y hay muchos niños que lo sufren. "No puede ser que cuando un crío está enfermo y una profesora va a su casa, todo lo demás se acabe. Este es un proyecto inclusivo", asegura, y añade que para colaborar hablan habitualmente con psicólogos y oncólogos y que incluso han lanzado una guía para que otros colegios puedan reproducir sus pasos en un caso como el suyo.