Javier Ruiz Taboada: "De repente, de un día para otro, la luz del sol no brilla igual que siempre"
El periodista pone el broche a 'Más de uno' reflexiona sobre la salud mental en el Día Mundial de la lucha contra la depresión.
De repente, de un día para otro, sin saber muy bien por qué, la luz del sol no brilla igual que siempre, todas las canciones suenan tristes, y cuanto más tristes son, mejor. Te cuesta levantarte de la cama y, si después de convencerte a ti mismo de que es lo que debes hacer lo consigues, sueñas con que llegue pronto la hora de volverte a acostar. Sin ganas de comer, de hablar, de vivir.
Desde la ventana miras pasar la vida a cámara lenta, no ves a nadie caminando por la acera, por mucho que ésta esté atestada de gente que va y viene. No distingues a nadie y en ocasiones no reconoces ni tu propia calle.
De puertas para adentro solo hay silencio, vacío y soledad. Nadie llama al portero automático, el teléfono es un mueble más, cerrado a cal y canto.
Vas a trabajar y por el camino, por compromiso, regalas algún guiño o alguna sonrisa medio convincente. No quieres que nadie se sienta mal por ti, ni te pregunte, ni tener que dar explicaciones de por qué vas despeinado, o llevas ese dolor por dentro que nadie acierta a ver y que además sabes que serían incapaces de comprenderlo porque ni tu lo entiendes. Un dolor que escondes sin querer y a la vez queriendo. Y rompes a llorar o te mueres de risa, o qué sé yo. Nada te consuela. Cualquier nimiedad es un problema inabarcable. Cualquier problema es una pared vertical de roca, de la que cuelgas paralizado a mitad de la ascensión. Un camino que se acaba en medio de la nada. Y crees que ya no hay vuelta atrás ni fuerzas para dar el siguiente paso y mucho menos para hacer la cima.
Pero quiero pensar que hay vuelta atrás. El respeto y la comprensión pueden se un buen comienzo y, por supuesto, los medios que puedan poner a nuestro alcance (que miedos ya tenemos suficientes) para que, de repente, sin saber muy bien por qué, la luz vuelva a brillar como antes, las canciones vuelvan a su ser y te levantes de la cama deseando salir a la calle a regalar guiños y sonrisas de verdad. A no disimular. A ser tú mismo. A desvivirte. A volver a tener ganas de tener ganas de tener ganas.