La relación entre la música y la monarquía
Marina Hervás nos cuenta en 'Más de uno' cuál es la relación que tienen la música y la monarquía, con canciones que van en contra y a favor de los reyes. Además, se incorpora a la conversación María José de la Torre, catedrática del área de Música de la Universidad de Málaga.
Un mes después de la muerte de la reina Isabel II de Inglaterra, Marina Hervás, explica en 'Más de uno' cómo están relacionadas las monarquías con la música.
Pasando desde el 'God save the Queen' original hasta el que hicieron los Sex Pistols conocemos cuál es la relación entre los reyes y la música. Según Hervás, la canción de los Sex Pistols, incluyó una performance en la que se subieron a un barco llamado Queen Elizabeth II y desde el Támesis cantaban, entre otras cosas, "no hay futuro en el sueño de Inglaterra". Era 1977, una época de arranque del thatcherismo. Aunque "no aguantaron mucho en el barco, pues enseguida les llevó la policía al calabozo" e, incluso, la fecha estaba pensada, era el 25 aniversario de la proclamación de Isabel II.
Desde hace un siglo más o menos ya nos atrevemos a crear canciones contra las monarquías (no solo en Inglaterra, en España hay unos cuantos buenos ejemplos de las últimas décadas, como la de Mamá Ladilla, 'Sucedió en Beckelar'. Pero es verdad que esto no ha sido así siempre: la música ha estado unida durante siglos a la iglesia y a las cortes, ya fuera de aristócratas, de reyes o de emperadores, pues eran los principales apoyos económicos de compositores e intérpretes (había otros músicos también, músicos nómadas, de la calle, de música popular, que tenían otra forma de ganarse el pan).
Fue fundamental la emancipación de la profesión de compositor a partir de finales del siglo XVIII: había mecenas, sí, pero también se empezó a distribuir la música en las casas burguesas por dos motivos. Por un lado, porque se comercializaban partituras a buen precio y, por otro, porque había más músicos amateur que tocaban esa música por sí mismos.
Otro caso muy significativo de la relación entre la monarquía y la música, es una pieza que es considerada como una de las primeras óperas que se conservan: L’orfeo de Monteverdi. Fue en pleno Renacimiento, cuando los humanistas del momento (sobre todo unos, entre los que se encontraba el padre de Galileo Galilei) forman la camerata florentina y piensan qué rumbo deben llevar las artes bajo los preceptos de las nuevas tendencias antropocéntricas. Surge, así, la ópera, que conjuga el drama griego, la música vocal e instrumental, el teatro moderno. La ópera, en 1600, estaba naciendo. Por eso, había que justificar su nacimiento. Monteverdi crea, para ello, un personaje alegórico que es… ¡la propia música! La música le dedica a los reyes– todo lo que salga de ella.
Además, los teatros partir del siglo XVII se construyeron pensando en la monarquía. El típico teatro con palcos en semicírculo y patio de butacas: esta organización privilegian los ojos (para ver y ser visto) del que está en el palco central, que ve de frente lo que sucede en el escenario, de igual a igual. Es el ojo del rey. A partir de ese lugar central se ordenan las clases: los que pueden pagar más, estarán más cerca de ese ojo central, los que pueden pagar menos se alejarán de él.
¿Quién fue el rey más melómano?
La relación más estrecha entre la música y la monarquía es quizá, la de Jean-Baptiste Lully y Luis XIV. En general, los franceses del siglo XVII se tomaron muy en serio el rol de la música, en general, y de la ópera, en particular, para hace propaganda no solo del estado, sino de la vinculación divina del rey. Para ello, se articularon unas super óperas, llamadas "tragédies lyriques" en las que la mitología servía de telón de fondo para contar situaciones políticas o incluso personales de la corte. Es el caso de Atis, que fue la favorita de Luis XIV. La ópera va sobre un triángulo amoroso: Cibeles ama a Atis, que es como un Adonis, quien a su vez se ha declarado a Sangaride.
En una carta de 1675 –escrita presumiblemente por Lully o un secretario, según apunta el musicólogo Jean Duron–, se revela: "Se dice que el Rey se reconoce en esta Atys insensible al amor; que Cybèle es muy parecida a la Reina, y Sangaride a Mme de Maintenon". Esta Madame de Maintenon era Françoise d‘Aubigne y terminó siendo la segunda esposa de Luis XIV. Pero bueno, más allá de esto, lo que nos interesa es el rey: todo el prólogo está dedicado a él. Esta ópera se estrenó en el invierno de 1676, cuando Luis XIV hacía una pausa de sus batallas (hay que descansar de todo en la vida). Dos personajes alegóricos hablan: el tiempo, ni más ni menos, y Flora (que representa a la primavera).
La relación de la música y la monarquía española
Por otro lado, se incorpora a la conversación María José de la Torre, catedrática del área de Música de la Universidad de Málaga e investigadora principal del proyecto del plan andaluz 'En clave femenina: música y ceremonial en las urbes andaluzas durante el reinado de Fernando VII (1800-1833)'. A raíz del funeral de la Reina Isabel II, explica cómo han sido los fastos de la monarquía española.