El libro 'Recetas de Guerra. España a través de su gastronomía' de Berta Álvarez Acal, habla sobre cómo cambió nuestra forma de comer en los años treinta y sobre todo durante y después de la Guerra Civil. El interés por la cocina de esa época nació por el apego a sus abuelos, quienes les contaban muchas historias de la guerra y posguerra.
Además, durante sus años estudiando periodismo, le hizo una entrevista a su abuela de la que sólo ha podido rescatar unas notas que aparecen en el libro. Con todo, se le añade que en casa tenían el cuaderno de cocina de su tía abuela manuscrito.
En el libro, quiso empezar en la Segunda República para ver el contraste que años después hubo en todo el país, especialmente en Madrid y Barcelona, y hasta la posguerra, que "era inevitable meterla porque los primeros años de posguerra fueron casi peores en algunos lugares de España", cuenta Berta en 'Más de uno'.
Algunas recetas que recoge en el libro están bastante malas. Un ejemplo es el membrillo sin membrillo, "un trampantojo", dice, pues se hacía con harina, o la carne enlatada.
Por el contrario, las flores abuñueladas, los calamares hechos con cebolla o la tortilla sin huevos con pan o con piel de naranja simulando patatas. "Merece la pena que los jóvenes de hoy en día conozcan todo esto", opina Berta.
También charlamos con Esperanza Ruiz, que nació en 1939, y desde niña, tiene intactos sus recuerdos de cómo vivió la posguerra. Con ella, recordamos unas "galletas María" que se hacían en la época y llevaban: harina de trigo, leche condensada, agua y bicarbonato.
No están muy ricas, "pero como había mucha hambre, había que comérselas, no había más remedio", cuenta Esperanza que alucina con que ahora esté de moda el pan integral o de cebada.
Por su parte, Araceli Braga, de 99 años, nos da la receta para hacer frixuelos, un plato típico de la época que todavía cocina todas las semanas. Sus frixuelos llevan unos 300 gramos de nata, cuatro huevos, una pizca de sal. Todo eso lo bate y añade la harina (lo que necesite para que no quede muy líquido ni muy espeso). Luego, en una sartén caliente, echa una cucharada caliente y va haciendo los frixuelos muy finitos.