Un loro que repite todos los sonidos que escucha en casa es lo que tiene Nuria, de Vigo. “Le llegan whatsapp y se tira pedos”.
Como si fuera un perro se comportó toda su vida el zorro que tenía Antonio, de Cádiz. Asegura que se comportó toda su vida como si fuera un perro. Pero “muchas veces me cazaba hasta conejos”.
Alejandro, de Barcelona, paseaba con un pato pequeño en el bolsillo de la camisa. Recuerda que le seguía por todas partes como si fuera su madre. “Cuando veía la televisión se ponía a mis pies”.
Hasta anécdotas en acuarios encontramos. Chema tenía un pez limpia fondos con una langosta. Un buen susto le dieron los dos animales cuando parecía que estaban muertos pero no era así. “Tiré el pez a la basura y, a las horas, estaba vivo y coleando en el cubo”.