Yo no quisiera demostrar una vez más mi enciclopédica ignorancia económica, si siquiera bajo mandato del director de este programa. Pero, como la ignorancia se distingue por la osadía y el director merece obediencia, voy y digo que, desde luego, este no parece el mejor día para corear la euforia estadística oficial.
Un Presupuesto es el resultado de la previsión de ingresos y gastos y su aplicación a las necesidades también previsibles y según prioridades ideológicas. Si se hizo un cálculo del crecimiento de la riqueza nacional y después resulta que ese crecimiento será menor, es evidente, en primer lugar, que disminuyen los ingresos porque donde hay menos actividad hay menos recaudación. Si disminuye la recaudación, no podrá haber tanto gasto, ni siquiera social, tanto como lo necesita el país. Y si hay menos actividad, las empresas sufrirán y el precio lo pagará el empleo.
Se puede decir, por tanto, que hasta hoy llegó el barco del optimismo. Entre el colapso de mercancías, el precio de la energía, la escasez de materias primas, la incierta legislación laboral y otros elementos contra los que choca nuestra Armada Invencible, vamos a pasar un difícil temporal.
Pero seguro que eldoctor en economía Pedro Sánchez tiene alguna solución mágica. De momento, el Gobierno dijo ayer que el crecimiento no se mide solo por el PIB. Seguro que en Moncloa están descubriendo un nuevo sistema de medición. Lo mismo incluso descubren un nuevo Sistema Métrico Decimal.