Deberíamos estar escarmentados del puente aéreo, pues han proliferado los traspasos del Calderón al Camp Nou. Me niego a hablar de la existencia del estadio llamado Wanda, incluidos los casos de Julio Alberto de Salinas y Arda Turán, pero debería prevalecer la comprensión y agradecimiento a Griezmann.
Comprensión porque el Barcelona es la cima balompédica para cualquier futbolista y agradecimiento porque Griezmann ha sido durante estos últimos cuatro años la solución sistemática a nuestros problemas ofensivos.
No se cuántas veces el Atlético de Madrid ha resuelto los partidos con la fórmula '1-0 Gol de Griezmann'. Urge tenerlo en cuenta cuando la turba rojiblanca se confunde entre la amnesia y el justicierismo. Hay ultras en la prensa que reclaman excluirlo de la convocatoria. Purgarlo como un traidor. Hacerlo sería tan injusto como contraproducente.
Griezmann tiene derecho a despedirse del Atleti con título europeo y vengar el penalti que falló contra el Madrid en aquella finalísima de Milan de la que no quiero acordarme, aunque no pueda hacer lo contrario.
No será fácil sustituirle. Escasean los jugadores de su astucia, de su clase y de su veneno en el área, pero tampoco le será sencillo a Griezmann desempeñarse sin la mágica sugestión y capacidad estimulante de Simeone.
La aventura frustrante de quienes se fueron, como Arda y quienes han regresado, como Filipe Luis y Diego Costa demuestra que Simeone hace jugar a los futbolista por encima de lo que son. Eso es lo que le sucede al Atlético, llega siempre más lejos de lo que debería. Por eso, vamos a ganar mañana la Europa League ante el Olympique de Marsella.