Monólogo de Alsina: "Desde que Torra es la cara visible del movimiento indepe, el número de manifestantes ha ido menguando"
Las manifestaciones fueron flojitas y el estado anímico mejorable. Para estar el pueblo catalán, según Torra, tan indignado con el montaje del Estado contra los pobrecitos detenidos de Sabadell, el 99 % de la población no se ha movido de su casa. El llamamiento a protestar en la calle contra la represión, las cloacas y el resto de la matraca ha sido un bluff. Y está por ver el día que salga la sentencia.
ondacero.es | Carlos Alsina
Madrid |
Si usted no sabe lo que es el hollejo, esta mañana se lo explicaremos. Y el raspón, el escobajo. Si no le suena de nada el estrujado, esta mañana comprobará cómo suena.
Está terminando la vendimia de este año (tardía) y desde hoy hasta el 12 de octubre Onda Cero se suma a la Fiesta de la Vendimia de La Mancha (de la denominación de origen La Mancha) llevando nuestros programas a diversos municipios manchegos: Alcázar, Manzanares, Campo de Criptana, Socuéllamos. Una experiencia radiofónica que iniciamos aquí, en la Bodega Altovela de Corral de Almaguer.
Nos vamos a pasar toda la mañana gritando, como si fuéramos Raúl del Pozo, viva el vino.
Como diría Pedro Sánchez, ‘ahora España, ahora el vino’. Ahora, ahora, todo va a pasar ahora. Todo lo que no han sido capaces de hacer en seis meses lo van a hacer ahora. Como le resultó escasa la cosecha electoral de abril, a cosechar otra vez a ver si de ésa ya gobierna del todo. Aquí dijo Casado la semana pasada que él cree que le va a salir el tiro por la culata. Casado, que cosechó aún menos que Sánchez en abril y al que se la ha aparecido la virgen, de la Luz, o de la Muela, porque va a tener una segunda oportunidad que ni él se esperaba.
Sé que a todos ustedes les gustan las campañas electorales mucho más de lo que confiesan. El estrujado de los votantes. Porque es en las campañas cuando ves a Rivera paseando por un prado con ovejas al fondo, Juanma Moreno charlando con una vaca, a Casado visitando una bodega, Abascal cabalgando como don Pelayo, Sánchez recorriendo una feria de ganado, a Pablo Iglesias… a Pablo Iglesias yo creo que nunca se le ha visto en un pueblo, ¿no? No, Galapagar no cuenta porque ahí lo que tiene es el chalet. Es lo bueno de las campañas electorales: ves a los líderes fuera de su zona de confort, que se dice ahora. Y eso que su zona de confort es muy amplia. Su día a día consiste en hacer declaraciones, soltar un mítin, dar alguna entrecista, soltar un mítin, asistir a una comida, soltar un mítin y si eres independentista, acudir a una manifestación.
Y si eres Joaquim Torra, prometer que tú te encargas de que la República Independiente de Cataluña llegue de una vez. Lleva quince meses prometiendo lo mismo este ciudadano. Ayer, otra vez. Poniendo además voz de créanselo que esta vez va en serio.
Claro, le escuchas cada semana esto de ‘yo me encargo, compatriotas, yo me encargo’ y por muy independentista que seas dices: ‘venga ya’. Pero qué me estás contando. Torra ha prestado un servicio al constitucionalismo en Cataluña que no se le reconoce. Porque desde que está él de cara visible del movimiento indepe, el número de manifestantes --semana a semana-- ha ido menguando. Tú miras el gráfico de las manifestaciones en Cataluña y es una línea así, cuesta abajo. Anoche decían los digitales independentistas (siempre entusiastas): miles de personas se manifiestan en el aniversario del primero de octubre. En realidad, cuando dicen miles es porque no les da para decir decenas de miles.
Las manifestaciones fueron flojitas y el estado anímico manifiestamente mejorable. Para estar el pueblo catalán, según Torra, tan indignado con el montaje del Estado contra los pobrecitos detenidos de Sabadell, el 99 % de la población no se ha movido de su casa. El llamamiento a protestar en la calle contra la represión, las cloacas y el resto de la matraca ha sido un bluff. Y está por ver que el día que salga la sentencia se produzca esa respuesta de país, como dice Torra, que paralice la vida cotidiana.
Ya anunciaron otras veces la madre de todas las protestas y luego no hubo apenas nada. Ni hubo maidán en el 17 (¿se acuerdan, la revolución a la ucraniana que iba a tomar la plaza de Cataluña en acampada?). Ni hubo marea humana de protesta cuando empezó el juicio en el Supremo. Ni la hubo cuando terminó. Ni el aniversario del referéndum ha sido Hong Kong. De hecho, no ha sido nada.
Bueno, si nos deja la jornada de ayer un pasaje enternecedor. Podría titularse: Torra se hace el interesante.
En una declaración a la BBC. Cuando anuncia que, en respuesta a la sentencia, él se ocupará de que Cataluña vote la independencia de nuevo.
¿Cómo lo hará? Ah, eso no se lo digo. Otro que va de astuto en la política catalana.
El reportaje de la BBC, por cierto, empieza mal, porque se llama ‘Cataluna a juicio’, cuando el juicio no ha sido a Cataluña sino a un grupo de ciudadanos que intentó privar al resto de los españoles de sus derechos políticos imponiéndoles decisiones para las que no estaban legitimados. El juicio no ha sido a Cataluña, ni siquiera al independentismo catalán, y no es el juicio lo que ha dividido la sociedad –-ahí tampoco está fina la reputada cadena británica--. A la sociedad la dividió el procés, la criatura que alimentó Artur Mas, a la que engordó con el presupuesto público, y que luego dejó en manos de un tal Puigdemont.
Ahora el tal Puigdemont, desde su cómoda plaza en Waterloo, declara que él nunca ha tratado con los CDR y abomina de cualquier tipo de violencia. Lo interesante, fíjense, no es que Puigdemont diga algo así, sino que su muñeco Torra aún no lo haya dicho. Y no será porque no haya echo declaraciones y discursos estos días (otra cosa no hace). Pero de los CDR, y de los detenidos, ni media palabra. Sigue sin responder a estas preguntas tan sencillas: ¿le suenan de algo los nombres de estos siete? ¿Les conoce? ¿Ha tratado con ellos? ¿Estaba al tanto de lo que planeaban? ¿Estaba al tanto su centro de inteligencia particular, el Cesicat? ¿Qué opina el presidente de Cataluña de que se tome al asalto el Parlamento? Todas estas preguntas se resumen en una: ¿por qué elude Torra dar respuesta? ¿Para cuándo, president, una rueda de prensa?