El monólogo de Alsina: A Rajoy le ha dado el CIS a la baja y a Teresa romero le han dado el alta
Les voy a decir una cosa.
A Teresa Romero le han dado el alta y a MarianoRajoy le han dado a la baja. El CIS. Salió el CIS, como sale el gordo en el sorteo de Navidad. Ya cantó el CIS las bolas de los premios: el gordo, para Pablo Iglesias, un reintegro para Pedro Sánchez y nada para el resto.
Con tanto tráiler previo como hemos emitido, se ha convertido la famosa encuesta del CIS en esa película que, aunque sea de estreno, te da la impresión de tenerla ya vista, ¿no? Que el que está a tu lado en el cine dice eso de “ahora es cuando el PSOE se pone por delante del PP”. ¡No me la cuentes, hombre, no me la cuentes! “Y ahora es cuando sale el de la coleta, mira, mira”. Cómo vas a sorprenderte de nada si todo ya te lo han contado.
Podemos no ganaría las elecciones, según el CIS. Las expectativas eran tan altas que algunos se sentirán decepcionados, pero oiga, este partido acaba de nacer y sólo ha concurrido, hasta ahora, a unas elecciones europeas. Un 22,5 % de voto estimado es una proeza en la política patria. Y un avance notable en comparación con el mes de julio, cuando el barómetro, que ya situaba a Podemos como tercera fuerza, le atribuía un 15 % de los votos.
¿Quién dijo que PP y PSOE, el bipartidismo, hacían imposible que surgiera en España una fuerza política distinta que alcanzara a tener el eco social suficiente, y el predicamento entre los votantes, como para llegar a mojarles a ellos la oreja. No era posible con nuestro sistema político, mediático, jurídico, que alguien le hiciera sombra a los dos grandes partidos --durante años lo han sostenido IU o Unión Progreso y Democracia: populares y socialistas tenían blindado el sistema para que no cupieran sorpresas--. Pues sí que era posible: sin haber cambiado las reglas, hoy Podemos sería tercera fuerza política muy delante de IU y UPyD (casi dieciocho puntos de ventaja) y a sólo punto y medio del PSOE y cinco puntos del Partido Popular.
Primera reflexión: si hay ciudadanos suficientes que así lo quieren, un partido nuevo puede convertirse en tercero, o en segundo o en primero. Si hasta ahora eso no ha pasado, si han ganado y gobernado siempre PP o PSOE, es por la misma razón: porque los ciudadanos así lo hemos querido.
Segunda reflexión: los mayores damnificados de esta encuesta de hoy son UPyD e IU, cuya intención de voto cae sin haber llegado nunca a alcanzar los resultados que obtienen los nuevos.
Según el CIS, e igual esto es también muy noticia, las elecciones las ganaría el Partido Popular. Las seguiría ganando el PP. Es el que más voto pierde (dos puntos y medio en tres meses), el que más erosionado sigue por una situación económica que no termina de despegar pese a la insistencia discursiva del gobierno y por los casos de corrupción (tarjetistas y púnica como últimas incorporaciones, con mucho militante del PP dentro). Y es, también, el que tiene al frente al líder que más pobre valoración merece de los encuestados, el señor Rajoy, 2,31 sobre 10 frente al 3,85 de Pedro Sánchez. Pese a todo ello, el PP ganaría hoy las elecciones generales.
La principal novedad de este barómetro de octubre respecto del barómetro de julio está en la intención directa de voto. A los encuestados se les hacen dos preguntas distintas: a qué partido votaría usted y qué partido considera más cercano a sus ideas, lo que se conoce como “simpatía”. En la primera pregunta, gana Podemos seguido de PSOE y PP. En la segunda, cercanía a las ideas del encuestado, gana el PSOE seguido del PP, con Podemos como tercera. Bueno, en realidad gana la opción “ninguno”, como en voto directo gana la opción “aún no sé”.
No hay, por tanto, más personas que sientan al partido de Iglesias como más cercano a sus ideas que el PSOE o el PP, pero sí son más las que espontáneamente declaran que votarían a Podemos. En la suma de estos dos criterios, voto directo y simpatía, ganan los de Iglesias. ¿Y entonces por qué vuelven a salir terceros en la estimación del CIS? Porque una cosa es lo que le dices al encuestador y otra lo que acabas haciendo el día que se abren las urnas, que éste es el ejercicio que le corresponde hacer a los técnicos del CIS: con los datos que arroja el sondeo, calcular qué acabaría pasando, la cocina. Y es ahí, en esa labor más de Walter White que de Ferrán Adriá, donde el cocinero del CIS estima que el bipartidismo pasaría a ser tripartidismo: PP, PSOE y Podemos (en ese orden) muy por delante de todos los demás partidos.
Un parlamento con tres grupos principales y dos posibles vías para gobernar: o un pacto entre dos de ellos (PP y PSOE, a la manera no tanto de Alemania como de Italia tras la irrupción de Beppe Brillo) o un gobierno en minoría de uno solo de los grupos pactando cada proyecto legislativo bien con unos bien con otros (la geometría variable que decía Zapatero y por la que apostaría –eso tiene dicho— Pedro Sánchez). Lo que parece totalmente descartado, salvo que los encuestados hayan mentido mucho, es que el PP vaya a poder seguir gobernando a la manera en que lo ha hecho estos tres años, gozando de una cómoda mayoría absoluta.
A Rajoy, hoy, le ha dado el CIS a la baja y a Teresa Romero, hoy, le han dado el alta.
Hoy hemos podido asistir en España a esta escena que antes vimos en dos hospitales norteamericanos: el equipo médico que ha tratado al enfermo de ébola compareciendo ante los medios para comentar -o más bien, proclamar- la buena nueva; y el enfermo de ébola, por cuya vida se temió, abandonando el hospital para regresar a casa. “Tiempo para descansar y recuperarme”, ha dicho Teresa, abrumada por la expectación mediática.
El 13 de octubre contamos aquí la historia de este brote de ébola. Desde Emile, paciente cero en Guinea, hasta la primera persona contagiada fuera de África, Teresa Romero. Aquel relato concluía así: “si se cumple el mejor de los escenarios, Teresa sanará y no se habrá producido ningún otro contagio. El brote ya existía antes de que nuestro sistema de salud se revelara poco entrenado para reaccionar a un primer caso. Y el brote seguirá existiendo cuando cese, en España, el clamor de los tiempos del évola. Esta historia no termina mientras no pueda afirmarse que el brote, el ébola de 2014, ha quedado controlado”. Hoy que Teresa ha salido del hospital, ella misma ha recordado que la enfermedad, en el África Occidental, aún no ha sido derrotada.