Monólogo de Alsina: "En ausencia de sí, se interpretará que era no: no hubo consentimiento y fue agresión sexual"
No es una exageración. Ya les hemos contado esta mañana cuáles son los dos asuntos que aparecen destacado en los medios de todo el mundo.
El rescate de los doce críos de Taliandia y el fichaje de Cristiano por la Iuventus. El hito de un grupo de buceadores anónimos y el hito que ha supuesto para un club centenario esta celebridad futbolística.
Sólo una figura con el grado de popularidad, de notoriedad, de seguimiento planetario que da el fútbol puede lograr semejante repercusión cuando cambia de empresa. Cristiano Ronaldo. Treinta y tres años. Multipremiado, multireconocido y multimillonario. Deja el Madrid decepcionado con Florentino Pérez y le reporta al club sus últimos ciento cuatro millones de euros. Los del traspaso. Los que permitirán al Madrid comprarse un recambio con menos años y más futuro.
La relación profesional, como la personal, se fue agriando y ambas partes miraban ya con alivio la puerta de salida. La fórmula escogida para anunciar la ruptura fue la carta personal del portugués pidiendo al club que acepte su traspaso. Es él quien se va, queda claro a efectos de interpretar lo que decía su contrato.
Nos hacemos todos mayores. Cuando el Madrid anunció el fichaje de Ronaldo gobernaba España Zapatero y aún predicaba aquello de la salida socialdemócrata de la crisis. Se le llamaba crisis a un terremoto financiero que había metido España en una recesión de caballo. Caía la economía un cuatro por ciento y el horizonte era cada día un poco más negro. Apareció el club blanco para comunicar que había cerrado la contratación de un galáctico por noventa y cuatro millones de euros. Hoy casi nadie lo recuerda, pero aquello generó un formidable debate en España. ¿Cómo era posible?, decían comentaristas escandalizados, ¿cómo era posible que un solo hombre ganara tanto? ¡Inmoral!, gritaban periodistas muy bien pagados en su oficio, ¡un insulto a quienes lo están pasando mal! Reclamaban topes máximos al salario de un profesional, siempre superiores los topes, se entiende, a lo que esos comentaristas ya estaban cobrando.
‘Una inversión imposible de rentabilizar’, decían los expertos consultados. No hay camisetas en el mundo para compensar semejante gasto. Hoy ya puede examinarse en serio lo que aquellos 94 millones de euros supusieron para el Real Madrid. El fichaje de un futbolista legendario y el comienzo de una etapa notable en los títulos y en los ingresos. El mayor problema de tener dentro a una estrella que sólo tiene, en realidad, otra que le pueda discutir el primer puesto es que cada vez que a la otra le suban el salario la tuya reclamará también que le mejores sus ingresos. Y cada vez que te comprometas a hacerlo y luego remolenees en el cumplimiento, lo anotará en su memorial de agravios y te recordará que, al final, se le ha ido una parte del pastel en pagar impuestos.
Cristiano deja Madrid con su aura intacta de futbolista mítico. Gente que le ama, gente que le odia, gente que le admira pese a no compartir su forma de conducirse. Y Cristiano deja Madrid debiéndole mucho dinero al Estado. Cerca de treinta millones de euros que está todavía negociando cómo paga y que habrá de seguir pagando aunque traslade su domicilio a Italia. A diferencia de tantos otros profesionales de otros oficios, su condición de defraudador fiscal no le ha mermado ni popularidad, ni prestigio, ni opciones de colocarse. Si te dedicas a la política, haber tenido problemas con Hacienda te cierra todas las puertas y te obliga a pasar el paseo de la vergüenza. Pero si eres una celebridad en cualquier disciplina deportiva, siempre tendrás quien salga en tu defensa y te presente como una víctima de la voracidad del Estado.
Un mes y medio después de llegar al poder, dos meses y medio desde la sentencia de la manada, el PSOE retoma la idea que lanzó entonces el ministro de Justicia de Rajoy: reformar el código penal para clarificar qué es abuso, qué es agresión y qué supone cualquier acto sexual que no haya sido consentido. La vicepresidenta Carmen Calvo anuncia lo que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, no había llegado a concretar: que habrá propuesta de reforma legal para que en ausencia de consentimiento el acto sexual se considere agresión. O dicho de otro modo, que toda penetración no consentida pase a ser castigada como violación, haya o no violencia explícita porque el acto no consentido es, en sí mismo, un acto de violencia.
El PSOE concreta, así, su propuesta de reforma al mismo tiempo que Podemos presenta la suya. Hoy registra el texto en el Congreso. Plantea eliminar la distinción entre abuso y agresión y abrir la posibilidad de que una mujer sea considerada victima sexual aunque no haya presentado denuncia a la policía, siempre que aporte certificado médico o documento oficial que acredite que ha sufrido una agresión.
Veintitrés años después de que el gobierno de Felipe reformara el Código Penal para introducir la variedad de supuestos que hoy existen, otro gobierno socialista deshará aquella reforma, simplificará los tipos penales y pondrá el acento en si hubo, o no, consentimiento. En ausencia de sí, se interpretará que era no. Aunque por más que diga la vicepresidenta que se busca no depender de la interpretación de terceras personas (se refiere a los jueces) seguirán siendo los jueces los que, en caso de versiones enfrentadas, determinen quién dice la verdad y quién no. Son los jueces —quiénes si no— los que seguirán dictando las sentencias.
Que dice Torra que él ya tiene una edad y que no tiene nada que perder. Para haber sido, la suya en la Moncloa, una reunión tan cordial y tan grata, esto que le dijo a Sánchez no parece que encaje mucho en la versión oficial. Los dos tan dialogantes y tan comprometidos con encontrar una solución, y le sale Torra con que los niños ya los tiene crecidos y de perdidos al río, presidente. Deme un trago de ratafía que ya me estoy sintiendo Puigdemont.
Sostiene Torra que de las dos horas y media, el noventa por ciento lo dedicó a hablar de autodeterminación. O sea, dos horas y pico dándole al raca raca. Cuesta creer que el asunto les diera para tanto a Sánchez y a él, teniendo en cuenta que los dos saben lo que hay y que no van a cambiar a estas alturas sus argumentos.
Si esto que cuenta ahora el president fue como él lo relata, a quien hay que pedirle que aclare lo que dijo y no dijo es a la presidencia del gobierno. ¿La autodeterminación no cabe pero ya hablamos en nuestra próxima reunión en Barcelona y vemos qué se puede hacer? No hay duda de que Torra presenta su visita a la Moncloa como un triunfo: él le dio la chapa dos horas a Sánchez con el referéndum y Sánchez le dijo: vamos a ver qué se puede hacer. ¿Fue eso? ¿O es que Torra es Paco Martínez cuando está en Madrid y QuimDeMont en cuanto pone un pie en Barcelona?
Fue bajarse del AVE en Sants y pasársele el enamoramiento monclovita. Con Pedro se le vio feliz paseando los jardines, regalando licor y visitando fuentes, pero al volver a Cataluña se sintió obligado a desmentir que Sánchez lo haya llevado al huerto. Que si la autodeterminación, que si la república y que si tengo a los chicos ya mayores.