OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El CUP-huevo se lo dejó dentro la gallina, aunque cacareó un rato"

La reacción más común cuando terminaron las siete intervenciones fue: entonces ¿qué? Esto, ¿qué han dicho? El huevo se lo dejó dentro la gallina. Aunque cacarear, cacareó un rato largo.

ondacero.es

Madrid | 09.10.2015 07:51

Al cabo de una semana de silencio sepulcral, la CUP había anunciado su declaración política sobre el nuevo parlamento de Cataluña y la investidura del presidente del gobierno. La llave que la aritmética parlamentaria ha dejado en manos de los anticapitalistas euroescépticos. A falta de una declaración, hicieron siete. Repartiéndose los representantes electos sus minutos de gloria.

Y al terminar el sermón a siete voces, la pregunta más repetida: esto, ¿qué han querido decir? En realidad, ésta es la clave, que no han querido decir. Que la gran baza, o la única, que les da la aritmética parlamentaria —la llave del nuevo gobierno—- en el fondo les incomoda. Porque esto de tener que decidir —-aquí sí que hay derecho a decidir, ellos solos—- si Artur Mas sigue de presidente y referente máximo del proceso es un marrón. Con lo bien que se está predicando la justicia social y la democracia participativa sin tener que retratarse en el escaño a favor o en contra de prorrogarle a Mas el contrato.

Hablar, hablaron, es verdad. Los de la CUP. En una prédica interminable en la que no dejaron fuera ni una sola de las palabras en pareja que constituyen su salmodia: proceso constituyente, república catalana, desobediencia democrática, aliñadas con las especias más consumidas en este tipo de discursos: implementación, transversal, popular, ciudadano. Una hora estuvieron amontonando palabras para fingir que decían cuando sólo hablaban. Bla-bla-cup. Diez diputados.

Y el huevo, ¿qué, dónde está el huevo? Pues no hay ni huevo ni nuevo. Que primero hay que romper con España, dicen. Que primero ruptura y luego ya vemos. Y que diga lo que diga la legalidad española, ésta es una asamblea constituyente, llegó a afirmar Anna Gabriel. A ver, señora, diga lo que diga la legalidad catalana. La legalidad del Estatut que está en vigor. La legalidad que hace posible que usted sea diputada y que el Parlamento apruebe leyes de aplicación en Cataluña. La legalidad que dice que el Parlamento se reunirá para escuchar al aspirante proponer su programa de gobierno y votará su investidura.

Legalidad a la carta. Ésta sí, ésta no. Ésta me gusta, exijo que se cumpla. Ésta no me gusta, por el arco del triunfo, gritad conmigo, ¡desobediencia! Más fácil no se lo puede poner uno mismo. ¿Cuáles son nuestras reglas de convivencia? Las que a mí me parezca e cada momento. Sólo tengo que poner, a todo lo que haga, el apellido democrático. A quien le incomoda la situación es a la CUP. Que podrá retrasarlo cuanto quiera, pero que al final tendrá que retratarse sobre la continuidad de Artur Mas, el conservador capitalista que ha puesto la administración autonómica al servicio del proceso. La CUP podrá presentarse como guardiana de las esencias, pero no es ella quien ha llevado el independentismo a donde hoy está. Ella tiene diez diputados, no sesenta.

No fue el cobre, sino la fibra óptica. Y no fue un robo, sino un sabotaje para dejar en dique seco a los trenes en Cataluña. Los cortables que rompieron ayer la valla del tren de alta velocidad en el término municipal de La Granada, abrieron las cajas de registro y seccionaron en cuatro puntos la fibra óptica no se llevaron nada. Lo que consiguieron fue acreditar que se puede hacer, que es posible dejar sin servicio el AVE atacando en uno de los tramos sin vigilancia. La ministra Pastor admitió anoche en La Brújula que tener cámaras en todas las vías es imposible.

Va a ser que sí, dijo la ministra Pastor en La Brújula, va a ser que era un sabotaje. Porque hay todavía un tercer elemento: que el tajo a la fibra óptica se hizo en un lugar donde no hay cámaras de vigilancia (y el que pegó el tajo lo sabía). De lo que se deduce la siguiente conclusión, a la que también han llegado (o igual ya lo habían constatado) las autoridades, y es que la línea del AVE es vulnerable. Sí que lo es, sí.

Sabotaje sin que se apunte todavía hipótesis alguna sobre los saboteadores.