"No es Cosa Nostra, no hay un capo de tutti capi, un jefe supremo: tampoco es la mafia rusa, donde el poder se reparte pacíficamente entre distintas organizaciones. La Mocro Mafia es mucho más primitiva".
Con estas palabras, el periodista Manu Marlasca definía al grupo que tiene en jaque a las autoridades holandesas, y que se encuentra en el foco de los medios de comunicación a raíz de la fuga de su líder, Karim Bouyakhrichan.
Se trata de la 'Mocro Mafia', un término acuñado por el periodista Marjin Scrhijver en el año 2013, cuando publicó un libro analizando un fenómeno delictivo que estaba determinando la lucha contra el crimen en el norte de Europa: estas mafias, extremadamente violentas, proceden de Marruecos y en pocos años han conseguido controlar el mercado de cocaína en el continente.
Tal y como indica Marlasca, el éxito de estos grupos reside en una combinación entre violencia y diplomacia: además de impulsar contundentes y sangrientos ajustes de cuentas entre clanes rivales, estos grupos también se han labrado una alianza con los narcotraficantes colombianos.
Desde Ecuador, estos carteles embarcan miles de toneladas de cocaína hacia los puertos de Rotterdam y Amberes, donde las mocromafias se encargan de la distribución.
Estos puertos del Benelux ya han superado al sur de España como la principal puerta de entrada de cocaína en Europa, si bien el fantasma del narcotráfico no ha abandonado del todo nuestro país.
Y es que el clan dominante de la Mocro Mafia, la familia Bouyakhrichan, comenzó sus andanzas en el narcotráfico importando hachís desde ciudades cercanas a Ceuta y Melilla, y más tarde moviendo cocaína hasta las Islas Canarias.
En una discoteca al otro lado del estrecho, en Marbella, fue asesinado a tiros el heredero del cartel, Samir 'Scarface' Bouyakrichan, en 2014.
Como en una película de gángsters, el hermano de Samir, Karim 'Taxi' Bouyakrichan, se hizo con el poder dentro del clan elevando las cotas de violencia hasta niveles desconocidos en el norte de Europa.
Este grupo ha llegado incluso a amenazar de muerte a Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos, que ha tenido que recurrir a una escolta por primera vez en la historia del país.
La familia real holandesa: a causa del riesgo que supone el grupo liderado por Karim Bouyakrichan, la princesa heredera Amalia de Orange tuvo que abandonar el apartamento en el que vivía con unas amigas en Ámsterdam, para poder contar con las medidas de protección que solo ofrece el Palacio Huis ten Bosch.
En menos de una década, Bouyakrichan ha logrado convertirse en el prófugo más buscado de Países Bajos, que ha emitido una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) para conseguir llevarle ante la justicia neerlandesa.
De hecho la unidad GRECO de la Costa del Sol estuvo este enero muy cerca de terminar con el terror del clan Bouyakrichan. La operación Army, que incluyó complejas pesquisas a lo largo de 5 años, se saldó el pasado mes de enero con la detención de Karim y otros destacados miembros del clan, en Marbella.
La detención de Bouyakrichan permitió rastrear 172 propiedades de la Mocro Mafia con un valor de cincuenta millones de euros, así como numerosas armas y diversas cuentas bancarias con dinero procedente de los turbios negocios de la mafia.
Sin embargo, las andanzas de 'Taxi' no han terminado, por el momento: este lunes, se ha conocido la fuga de Bouyakrichan, que consiguió el pasado mes de marzo acceder a la libertad provisional por parte de la Audiencia Provincial de Málaga, con el respaldo de la Fiscalía Antidroga.
Bouyakrichan, que abonó 50.000 euros de fianza, estaba obligada a presentarse cada quince días en los juzgados, si bien su pista se pierde tras abandonar los muros de prisión hace dos meses. En el momento de su fuga, que se achaca a un fallo administrativo, se estaba tramitando la extradición de este 'Taxi' a Países Bajos.