EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Tarde de preparativos

Les voy a decir una cosa.

Tarde de preparativos. Esta es la tarde de andar preparando. A lo mejor me escucha usted de la cocina, adelantando trabajo para mañana.

ondacero.es

Madrid | 23.12.2013 20:10

¿Qué está haciendo, la salsa? Qué momento de pánico ése cuando creías que lo tenías todo y te das cuenta de que se te han acabado, yo qué sé, los ajos. Qué bien viene en esos casos tener un adolescente en casa para mandarlo al súper en misión de emergencia a completar la lista de ingredientes. No deje de ponerle ajo, que si se entera Victoria Beckham se le queda a vivir en casa.

Puede que estés preparando ya algo para la cena de mañana, o puede que estés preparando el viaje, porque vais a otra ciudad, o a otra región, o porque venís de otro país a pasar estos dos días en casa. A lo mejor sois una de las nuevas parejas que por primera vez este año pasan la Nochebuena con la familia de uno, la Nochevieja con la familia del otro.

La primera vez de pasar la Nochebuena con los suegros, ¿de verdad no estás nervioso, o deseando que se pase rápido? Puede que me estés escuchando desde la tienda, desde tu comercio, preparándolo todo para volver a abrir mañana por la mañana, dejándolo listo porque mañana abres casi todo el día, aunque sea Nochebuena -las compras de última hora te vienen bien para salvar el mes, ¿verdad?, las ventas a estas alturas del año aún flojean-. A lo mejor, mientras nos escuchas hoy, estás terminando de poner el belén, porque se te echó el tiempo y encima y, al final, ni río con papel de plata, ni castillo de Herodes ni el muro de hormigón que habías pensado poner alrededor del establo para recordar el conflicto que hoy se vive en Palestina -versión minimalista, San José, la Virgen y el niño, no te ha dado tiempo a más-.

Puede que nos estés escuchando desde la residencia, que está toda adornada con bolas y con espumillones, donde mañana os dan una cena especial con bacalao y coliflor y os reparten panderetas, por si os apetece cantar como cuando érais jóvenes. O a lo mejor eres voluntario en un albergue y estás calculando ahora mismo el arroz que os hace falta para que la sopa para cien quede consistente.

O puede que seas Papá Noel, y entonces estarás revisando los frenos del trineo y cambiándoles el aceite a los renos. La DGT prevé millones de desplazamientos para mañana, más vale que salgas con tiempo. Te imagino repasando bien la tela de los sacos antes de llenarlos de paquetes para asegurarte de que ninguno tenga agujeros, no vayas a perder, en tu largo viaje, la mitad de los regalos.

La gente cree, Papá Noel, que tú sólo curras un día al año, como el relojero de la puerta del Sol, al belenista de la Zarzuela y o el detector de fenómenos paranormales en las subastas eléctricas, pero antes de Nochebuena te dejas los cuernos haciendo regalos, envolviéndolos, y después de Navidad echas casi un mes remendando sacos (siempre se enganchan al bajar por las chimeneas o asaltar balcones, ¿verdad?) y cambiándole piezas al trineo para que aguante un año más, a ver qué día se anima el gobierno a aprobar un plan PIVE para trineos, que se nos está quedando antiguo el parque.

Claro que, a lo mejor, tú que me escuchas en esta tarde de andar preparando cosas no eres Papá Noel sino el Rey. El Rey que habla antes de cenemos. Su Majestad. Si eres el rey, estarás reunido, a esta hora, contigo mismo terminando de decidir qué nos dices mañana. Hacer un discurso no es tan fácil. El principio, vale, porque es un poco lo de siempre, ¿no? Deseo que os encontréis bien, la Reina y yo, estas fiestas tan entrañables, mi cadera nueva, bien gracias. Pero luego tienes que entrar en materia.

Cinco años ya deseando que la situación económica mejore y plantándote en la Nochebuena siguiente sin que el cambio de ciclo aún se note. Qué vas a decir, salvo que ahí seguimos, plenos de potencialidades y con el mismo paro de siempre. Somos un gran país, sí claro, pero en fase menguante. Si dices, como Botín, que no para de llegar dinero te van a pregunta que a dónde. Si dices, como el Príncipe, que la recuperación económica ya es un hecho, le falta tiempo a Rajoy para ponerse bajo tu advocación y colgarse él la medalla. Puedes hablar de la justicia, como hiciste hace dos años. Por variar un poco la frase, en lugar de “la justicia debe ser igual para todos” puedes decir “la fiscalía debe ser igual para todos”, aunque si lo dices se abre un debate sobre si has criticado al fiscal por tratar distinto a la infanta o justo al revés, le has aplaudido por salvarla.

Casi mejor hablar de la corrupción, así en general, sin nombrar a nadie y sin citar casos concretos, o sea, como has hecho siempre. Por abreviar el discurso, porque si te pones a pasar lista, Matas, Munar, Bárcenas, Pallerols, Gurtel, Noos, los EREs, las facturas de UGT, Pokémon, llega la comida del día 25 y ahí sigues, dándole al bombo. O hablas de corrupción, o hablas de Artur Mas, que son los dos fijos en la crónica de cada año. Esto seguro que lo piensas: algo tendré que decir de Artur Mas, como jefe de Estado que soy y como Borbón, pariente de Felipe V. Pero qué le vas a decir a Artur Mas, salvo ¡ríndete, Artur, que el archiduque Carlos ya no existe! En cuanto digas algo, asomará Oriol Junqueras para llamarte fábrica de independentistas.

Difícil esto de hacer discursos, ¿verdad?, y con Leonor a tu lado. Abuelito, abuelito, ¿de lo mío no vas a decir nada? ¿Lo tuyo qué es? La reforma de la Constitución, que el niño sigue yendo por delante de la niña: como mis padres me dén un hermanito, me quedo sin corona. Y el rey pensando: deja que primero se la aseguremos a tu padre y luego ya vemos. Me imagino al rey escribiendo su discurso mientras tacha temas: de Urdangarín mejor no hablo, de los correos electrónicos de Blesa, tampoco; lo del aborto es un tema espinoso; la unidad europea cada vez vende menos; los llamamientos al consenso están muy vistos y hace por lo menos veinte años que nadie me los toma en serio; y de la subasta eléctrica mejor no digo nada porque soy como un consumidor más, o sea, yo tampoco la entiendo. Tachas, tachas y tachas y qué te queda.

Un párrafo añorando a Mandela y unas cuantas frases sobre el Papa Francisco, que eso siempre es tierra firme porque este papa le gusta a todo el mundo. Bueno, a Rouco no, pero para lo que le queda a Rouco...

Tarde de preparativos. De andar preparando la noche de mañana y el día de Navidad que viene luego. Un año más, ya están aquí las fiestas.