Monólogo de Alsina: "Feijóo se asienta, Sánchez mengua"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los resultados de las elecciones europeas, que en España ha ganado el PP.
Madrid |
Noqueado, no acabó la noche. Derrotado, sí. Su pronóstico y el de Tezanos -que eran el mismo- resultó equivocado.
Las elecciones las ganó el PP
El PSOE no ganó las elecciones europeas en España. Tampoco las empató.Las elecciones las ganó el PP. En contra de lo que sostuvo el CIS. Una vez más. En contra de lo que sostuvo el CIS, el PSOE no tiene el 33% del voto sino el 30%. Y el PP no tiene el 29% sino el 34. Los cinco puntos de ventaja que le daba a Sánchez resulta que son cuatro de ventaja para Feijóo.
Los del PP esperaban más, deseaban más, calculaban -hace tres semanas- que serían bastante más. Son los que son. Pero suponen que el PP vuelve a ganar -aunque no gobierne. Y que el PSOE vuelve a perder, -aunque siga gobernando-.
Esta vez no cabe alegar, truco o trato, que las elecciones las gana quien gobierna. Primero, porque las europeas no deciden el gobierno de España. Y segundo, porque ni siquiera sumando todos los partidos que hicieron presidente a Sánchez salen más que los que ni en sueños lo harían. Ni siquiera apropiándose de los resultados ajenos, como hizo Sánchez cuando celebró las elecciones vascas como un respaldo a sus políticas, le sale mayoría.
Este era el escenario feliz que acariciaban, las semanas previas, los gurúes y propagandistas: que en la noche del nueve de junio pudiera cantar victoria el presidente con el 31-30: 31 escaños para el bloque de la investidura (incluyendo a Junts), 30 para las derechas (excluyendo a Junts, que es de derechas). No salió la cuenta de la vieja (la interesada y tramposa cuenta de la vieja). Y no salió Sánchez, de quien se dijo que había ido a Ferraz, pero luego nunca fue visto. Tampoco cuando, pasada la medianoche, se apareció Teresa Ribera para repetir su mitin de campaña ante el escogido (y reducido) público que formaban ministros y ministros y más ministros.
Si el PP también es ultraderecha, como dice Ribera, ocurre que la ultraderecha es el 49% de los votantes españoles
Si el PP también es ultraderecha, como dice Ribera, ocurre que la ultraderecha es el 49% de los votantes españoles. Sí que han hecho de dique, entonces, oiga. 49%. Del no pasarán al qué nos ha pasado.
Hoy se lee en muchas crónicas que ganó el PP, pero aguantó el PSOE. Porque Sánchez no encajó la arrolladora derrota que alguna vez temió. No ha habido hundimiento, ni humillación, como la de Macron en Francia. Feijóo no le hizo morder el polvo metiéndole diez puntos de ventaja como Aznar a Joaquín Almunia en el 2000. En el PP llegaron a soñar, semanas atrás, con un resultado como ése, diez puntos, doce, Sánchez repudiado en las urnas y Feijóo, vengado. No sucedió.
Ganó el PP, por cuatro puntos y setecientos mil votos. Decir que el PSOE aguantó es asumir que a lo más que puede aspirar hoy el PSOE es a conservar su condición de segundo (o segundón) y a que la ventaja del PP no siga aumentando. En comparación con las europeas de hace cinco años, creció el PP y menguó el PSOE. En comparación con las generales de hace once meses, creció el PP y menguó el PSOE. Once meses después, el PP sigue primero y el PSOE sigue segundo. Sólo que hace once meses la ventaja fue de un punto y medio y hoy es de cuatro. Hace once meses Sumar tuvo un 12% de apoyo y hoy la suma de Sumar y Podemos no alcanza el 8%.
Sánchez tiene por delante tres años de legislatura -o los que él vea-, sin fuerza parlamentaria segura para sacar adelante nada
El PSOE, con toda la fuerza política, y mediática, que da gobernar España, no encuentra la forma de volver a ganar en las urnas. Se ha resignado a no volver a ser el primer partido del país. Permanecer en el gobierno, haber salvado el gobierno hace once meses, no desmiente su falta de músculo autonómico y su dependencia de otras formaciones. El PSOE se quedó corto de apoyo social en 2023 y hoy está un poco más corto: de aquella precariedad vienen estos lodos. Hoy, pasadas las elecciones europeas, Sánchez tiene por delante tres años de legislatura -o los que él vea-, sin fuerza parlamentaria segura para sacar adelante nada, con Junts disfrutando ya de su amnistía y con Esquerra incapacitada para seguir gobernando Cataluña. El panorama se le complica al presidente. Y las urnas no han archivado el caso de Begoña Gómez por las urnas, en España, no absuelven o condenan ni a los jueces ni a las imputadas.
En el conjunto de la Unión Europea es Úrsula Von der Leyen la ganadora y principal aspirante a repetir como presidenta de la Comisión. Es el PP europeo el que gana claramente las elecciones -primer partido de la Unión- y el que frena las aspiraciones de los partidos que están a su derecha. Es cierto que la ultraderecha arrasa en Francia, gana en Italia y avanza en Alemania. Pero su fuerza en el Parlamento Europeo va a ser apenas un poco mayor que la que ya tenía. Los dos partidos principales son los centrales: el conservador y el socialista. En eso España marca la pauta. Dos de cada tres votantes en España han escogido al PP y el PSOE, cuarenta y dos escaños de los sesenta y dos en juego, cuarenta y dos por los seis que ha sacado Vox.
Ya quisiera Macron.
La suma del partido de Macron y el partido socialista tampoco superarán a Le Pen. Menos aún si se suma a su sobrina, también ultraderechista, y que ha obtenido representación presentándose con otro partido. Cerca del 40% de los votos galos fue para la ultraderecha. El presidente francés anunció anoche incluso antes de conocerse el resultado definitivo para anunciar la disolución del parlamento y el adelanto de elecciones legislativas. Al existir doble vuelta es habitual que los partidos que no pasen el corte apoyen al otro candidato para imponer un cordón sanitario a la formación de Le Pen. Ése es el objetivo. Aunque el riesgo es que muchos votantes no vean a Le Pen como la peligrosa antieuropea de años atrás y se acabe convirtiendo en primera ministra francesa.