Monólogo de Alsina: "Semigobierno"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el naufragio de los decretos leyes que planeaba aprobar el Gobierno en el Congreso donde, entre otras medidas, subían las pensiones, se prorrogaban las ayudas al transporte y aumentaba el salario mínimo.
🔴 El Congreso rechaza el gravamen energético, el alza de pensiones y las ayudas al transporte
Madrid |
Una cosa bien simple, así, de entrada. Si el gobierno hubiera sacado adelante ayer la convalidación de sus decretos en el Congreso se habría hecho la ola a sí mismo para celebrar el éxito trascendental de seguir gobernando, pese a todo. Luego si no pudo sacar adelante sus decretos, habrá que concluir que ha fracasado.
El gobierno fracasa en el Congreso y en Suiza
Esto es como lo de los Presupuestos Generales del Estado. Si el gobierno hubiera conseguido aprobarlos para este año nos habría repetido, hasta el agotamiento, que era un avance sustancial, necesario, las mejores cuentas de la historia, las más sociales y todo eso que se dice siempre. Es decir, un triunfo histórico. Como ni ha presentado proyecto de Presupuestos ni parece que vaya a estar en condiciones de aprobarlos, habrá que concluir, aplicando, insisto, la misma doctrina que emana de la Moncloa, que vivir de la prórroga es un retroceso, una prueba de impotencia, un naufragio.
Naufragó el gobierno ayer en el Congreso y en Suiza. Cero patatero, esta vez, para los negociadores habituales, María Jesús Montero y Félix Bolaños, y cero patatero para el fontanero viajero, este negociador opaco que, ejerciendo de embajador del presidente, se planta en Suiza cada vez que Puigdemont toca el silbato para ofrecerle un surtido de posibles concesiones con las que aplacar su permanente frustración y convencerle de que regrese al somos más de la investidura. Qué lejos queda ahora la investidura.
El gobierno tropieza y el batiburrillo se desparrama
Al gobierno le venían avisando no sólo sus adversarios, sino aliados tan fieles como el PNV, de que este vicio suyo de aprobar las cosas por decreto, meterlas todas en el mismo saco -lo llaman ómnibus por no llamarlo batiburrillo- y esperar silbando a que el Congreso se las convalide porque son lentejas no es la mejor forma de conducirse cuando sólo tienes 147 escaños de 350 asegurados.
Tanto va el cántaro a la fuente, que al final el gobierno tropieza y el batiburrillo se desparrama. El truco de meter en el saco la subida de las pensiones o los descuentos en el transporte público para poder reprochar a quien vote en contra que castiga a los pensionistas y los usuarios esta vez no ha funcionado.
El truco de meter en el saco la subida de las pensiones o los descuentos en el transporte público para poder reprochar a quien vote en contra que castiga a los pensionistas y los usuarios esta vez no ha funcionado
No porque no sea cierto que pensionistas y usuarios del transporte se levantan hoy sin saber qué pasará el mes que viene, sino porque las tretas, de tanto usarlas, también se gastan.
Las votaciones de ayer evidencian que el gobierno sólo tiene dos formas de sacar adelante sus proyectos: o congraciándose con Puigdemont, ese hombre enfurruñado y correoso, o pactándolos con Feijóo. O el sapo, o la madre de todos los sapos.
Feijóo, que inició la legislatura advirtiendo a Sánchez sobre sus aliados, se ha encontrado ahora él con Junts per Cataluña receptivo a hacer causa común con el PP sólo en su afán de hacerle la puñeta a Sánchez.
La precariedad gubernamental es una evidencia
La precariedad gubernamental no es una novedad, es una evidencia. Por una vez, ambas partes -gobierno y oposición- tienen razón en lo que dijeron ayer. El gobierno, en que es responsabilidad del PP y de Junts explicar a los ciudadanos por qué no han apoyado la subida de las pensiones, la prórroga de los abonos o la del salario mínimo. Y el PP y Junts, en que es responsabilidad del gobierno, tan dado a decretarlo todo, negociar con los grupos los votos que él no tiene y no mezclarlo todo.
El PSOE intenta rentabilizar la derrota con tono apocalíptico
Los ministros, encajada la derrota e intentando rentabilizarla de algún modo, se han abonado al tono apocalíptico. ¡Bajarán las pensiones, subirá el transporte público, qué será del salario mínimo! Hasta Francina Armengol, paradigma de la neutralidad institucional, ¿verdad?, desenfundó rápido su twitter para advertir a los votantes de Baleares de que el PP quiere arruinarles la vida, qué terrible todo.
‘El PP en compañía de otros’, dice el ministro Bolaños… conviertiendo a Junts en innombrable: ese señor de Waterloo del que usted me habla. Y en cuyas manos puso Sánchez el devenir de España.
Si un decreto decae, tiene el gobierno en su mano aprobar otro
No cunda el pánico. Ya nos explicó el gobierno, cuando le convino explicarlo, que si decae un decreto tampoco es el fin del mundo porque hay instrumentos para paliar las consecuencias y resucitar lo que hoy parece difunto.
Ya nos explicó el gobierno que si decae un decreto tampoco es el fin del mundo porque hay instrumentos para paliar las consecuencias
Si un decreto decae, tiene el gobierno en su mano aprobar otro. U otros. Y trabajarse mejor la cosa parlamentaria para lograr que esta vez sí le convaliden las medidas que la oposición, en realidad, también comparte. Aunque el PP no lo diga muy alto, está por revalorizar las pensiones y mantener el precio del transporte público subvencionado.
Han hecho besar la lona al presidente a sabiendas de que hay medidas concretas que podrán ser recuperadas antes de que el personal votante tenga que ir a las urnas de nuevo. Sánchez, y sólo Sánchez, sabe cuándo.
Sin Puigdemont, no hay mayoría que valga
El Congreso es la representación de la sociedad, cuántas veces no nos lo recordaría el gobierno a cuento de la ley de amnistía. Aplíquese el cuento y admita que no hay mayoría social, hoy, que respalde todas las iniciativas del gobierno sólo por provenir de este gobierno.
La prueba de que no obtuvo el presidente en las urnas el mayoritario apoyo que tantas veces se atribuye. Es el líder de una minoría
Ésa es la prueba de que no obtuvo el presidente en las urnas el mayoritario apoyo que tantas veces se atribuye. Obtuvo el que obtuvo. Es el líder de una minoría. Sin el hombre que lo coronó, el tal Puigdemont, no hay mayoría que valga. Y gobernar sin el Parlamento no es tan factible como el presidente dio a entender alguna vez.
Con o sin, pues va a ser sin. De momento.
Una distorsión de las reglas elementales del sistema parlamentario
La mayor anomalía que ahora mismo se produce no es que le tumben al gobierno unos decretos, es que el Presupuesto del Estado que está en vigor no ha sido examinado ni votado por este Parlamento. El Presupuesto lo aprobó un Congreso anterior, allá por 2022. Después hubo elecciones generales y cambió la composición de la Cámara.
La mayor anomalía es que el Presupuesto del Estado que está en vigor no ha sido examinado ni votado por este Parlamento
Es obligación de Pedro Sánchez, aunque la esté eludiendo sin despeinarse, obtener de este Parlamento, el de ahora, el respaldo obligado al Presupuesto que ejecuta el gobierno. Esto que ayer dijo el presidente de que fue su gobierno el que diseñó el Presupuesto en vigor y por eso aquí no pasa nada… es una distorsión de las reglas elementales del sistema parlamentario. Él lo sabe.
Qué no estaría diciendo si el gobierno fuera de los otros. Bueno, sabemos lo que estaría diciendo. Refrésquenos la memoria (democrática), presidente. Muchas gracias. Como diría Óscar Puente, no hay más preguntas, señoría.